miércoles, 20 de octubre de 2010

El Prado... "a su bola"



Según el Estatuto de la Función Pública, el empleo público debe regirse por los principios de mérito y capacidad... Por suerte o por desgracia, como la política es el arte de lo posible, ese cimiento del orden social tiene un contrapeso a favor de la estulticia pragmática en cuanto debe combinarse con las decisiones políticas. Y en un Estado como el nuestro, donde los vértices del poder están ocupados por personas como José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero —continúe el lector colocando personajes a voluntad—, con un Ministerio de Cultura dirigido por Ángeles González-Sinde, nada tiene de particular el encadenamiento de despropósitos...
A pesar del previsible éxito de público, Pasión por Renoir es otro acicate para calificar negativamente las actividades de nuestro buque insignia artístico. En esta ocasión deseo enfatizar los siguientes factores negativos:

1. Que se celebre en El Prado una exposición de Renoir.
No es la primera vez, pero acaso fuera conveniente rectificar o abrir un debate público... El Real Decreto 410/1995, sobre reordenación de las colecciones estables del Museo Nacional del Prado y del Museo Nacional Centro Reina Sofía, establece lo siguiente:
"Artículo 2. Criterio general para la asignación de obras al Museo Nacional del Prado. Se asignan al Museo Nacional del Prado las obras de artistas nacidos antes del año 1881".
Artículo 3. Criterio general para la asignación de obras al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Artículo 4. Excepciones a los criterios generales de asignación.
Como excepción a las reglas establecidas en los dos artículos precedentes, las obras de los artistas relacionados en el anexo de este Real Decreto, nacidos antes de 1881, se asignan al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía integrándose en su colección estable, en atención a las especiales características que en ellas concurren
Y en el Anexo se citan los siguientes autores:
Anglada Camarasa, Hermenegildo (1871-1959), Arteta y Errasti, Aurelio B. de (1879-1947), Bacarisas Podesta, Gustavo (1873-1971), Baroja Nessi, Ricardo (1871-1953), Canals y Llambi, Ricardo (1876-1931), Casas y Carbo, Ramón (1866-1932), Clara Ayats, José (1878-1958), Chicharro y Agüera, Eduardo (1873-1949), Echevarría Zuricalday, Juan de (1871-1931), González Pellicer, Julio (1876-1942), Hugué, Manolo (Manuel Martínez Hugué, 1872-1945), Iturrino González, Francisco (1864-1924), Marquet, P. Albert (1875-1974), Mir y Trinxet, Joaquín (1873-1940), Nonell y Monturiol, Isidro (1873-1911), Pichot y Giroe, Ramón (1872-1925), Piñole Rodríguez, Nicanor (1878-1978), Raurich y Petre, Nicolás (1871-1945), Regoyos y Valdés, Darío de (1859-1913), Rodríguez Acosta, José María (1878-1941), Romero de Torres, Julio (1880-1930), Rusiñol y Prats, Santiago (1861-1931), Sancha y Lengo, Francisco (1874-1936), Sert y Badía, José María (1874-1945), Sunyer y Miró, Joaquín (1875-1956), Valle Fernández, Evaristo (1873-1951), Vila y Cañellas, José María (1875-1930), Winthuysen y Losada, Javier de (1874-1956), Zaragoza Fernández, José Ramón (1874-1949), Zubiaurre y Aguirrezábal, Valentín de (1879-1963), Zuloaga y Zabaleta, Ignacio de (1870-1945).
Parece obvia la intención del legislador por establecer la línea de separación coincidiendo con el nacimiento de Picasso y con la aparición de las vanguardias históricas, incluido el Impresionismo como primera corriente rompedora. Frente a esta intención, sumamente razonable desde criterios históricos, emulando iniciativas transpirenaicas, durante los últimos años se ha impuesto una praxis (¿posmoderna?) con orientación diferente: las exposiciones de artistas modernos "importantes" se han celebrado en el Museo del Prado. La primacía de El Prado sobre El Reina llegó, incluso, a un punto de fricción "grave" que hizo reaccionar públicamente al director de El Reina, cuando se planteó "la conveniencia" de trasladar El Guernica al edificio de Villanueva...
Las razones de la primacía de El Prado parece obvia desde los intereses más inmdiatos: quienes prestan obras de arte prefieren hacerlo a museos de prestigio y, hoy por hoy, El Reina es una entidad cuyo prestigio depende casi exclusivamente de la celebérrima obra de Picasso.
En esa línea, contando, incluso, con el precedente de Sorolla, una exposición como ésta, celebrada en el Museo del Prado, puede interpretarse como una decisión erosiva para los intereses del otro museo madrileño, condenado a ocupar un lugar marginal junto a otros concebidos al margen del interés del público. ¿A quién interesa definir el "arte moderno" desde esa "marginalidad"?

2. Las obras de la colección del Sterling and Francine Clark Art Institute que nos ofrecen
Dejando a un lado mi personal juicio sobre Renoir, que me parece pintor de manifiesta tendencia hacia "lo decorativo", debo reconerle unas cuantas obras muy meritorias...
Saliendo de la beatería estética, es obvio que todos los grandes artistas producen obras muy buenas, otras buenas, obras mejorables y otras muy mejorables... En esta ocasión no hay ninguna del primer grupo; si acaso, media docena de obras notables y el resto...
Los marcos son preciosos.
Esta mediocridad enfatiza el hipotético interés de los gestores de la colección americana por acrecentar el currículum de su entidad con obras, que en un museo como El Prado deberían sestear en los almacenes.
Por si ello fuera poco, los gestores de El Prado han elegido salas de la planta alta y una instalación de escaso desarrollo espacial, que no refuerza, precisamente, la entidad de las obras. Además, en las proximidades hay demasiadas pinturas excepcionales...

3. El gracejo, invariante castizo de los gestores museísticos españoles.
Hace días me divertí en Burgos y en Sevilla; hoy en el Museo del Prado... Si alguien con "derecho" a entrada gratuita pretende obtenerla a través de Internet se encontrará con una broma blanca: no es posible sacarla a no ser que en el pedido se incluya alguna "de pago". ¿Se trata de fomentar las visitas familiares a los museos? ¿Se intenta recuperar la figura de "las carabinas" para acompañar a las jóvenes casaderas?
Acaso el autor de esta limitación imagine a los jóvenes universitarios visitando el Museo en compañía de sus padres... En la taquilla me han dicho que el inconveniente se puede resolver llamando por teléfono al 902 10 70 77 (teléfono de pago). ¿A que es para reírse?
Money money money money
Mark, a yen, a buck or a pound,
That clinking clanking clunking sound
 Is all that makes the world go round

6 comentarios:

  1. voto por lo de las carabinas. Me sentiría mucho más segura, personalmente.

    Yendo al tema de las obras que podrían pertenecer a fondos del Museo, el propio Museo nos lleva deleitando durante varios años con exposiciones rellenadas a base de obras que efectivamente pertenecen a fondos... y que no deberían salir de los mismos.


    Yo no metería a Renoir en el Prado (me sorprendió)... pero tampoco en el Reina Sofía.

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  2. Eres perversa, Lucrezia... En efecto, hay cosas que merecen mazmorra a perpetuidad. Lo del Reina... Según aquella ley, se podría haber reforzado el carácter del MNCARS, Pero apareció doña Tita y...
    El impresionismo... la Existencia del Jeu de Pomme fue un hecho muy explícito de lo difícil que es (sigue siendo) clasificar esa corriente en el contexto de las vanguardias. Además algunos de quienes integraron el grupo (entre ellos el propio Renoir) acabaron haciendo cosas pre-vanguardistas.
    En todo caso, conociendo la entidad de los fondos del MNCARS, si yo hubiera decidio, lo hubiera tenido muy claro: habría integrado en él el ciclo Impresionista y, por supuesto, también a Sorolla.

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  3. y aprovechamos para hacer un museo de arte contemporáneo de verdad.

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  4. Lo tienen fácil: convertir el Reina Sofía en un museo de arte del siglo XX y crear un "CENTRO DE ARTE CONTEMPORÁNEO" (de verdad)en un edicio nuevo y, sobre todo, singular...

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  5. Eso, diseñado por un arquitecto que esté ahora mismo en la cabeza de la lista de los "40 principales de la arquitectura", que haga lo que le salga y luego ya pensamos cómo metemos los fondos en el espacio y cómo lo adaptamos para que cumpla bien su supuesta función primaria... ¿de qué me sonará esto?

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  6. Ja, ja, ja. Sí tienes razón... Habrá que esperar a que abandonen el Ministerio de Fomento. En España hay arquitectos magníficos y otros divinizados; y, por desgracia, los políticos casi siempre recurren al valor seguro cuando afrontan proyectos de gran repercusión social... Aún recuerdo el conflicto público que creó N. Foster cuando se convocó el concurso de la ampliación de El Prado. No le hicieron ni prostituto caso.
    Me has sugerido un comentario amplio sobre arquitectura. Vivo en Carabanchel alto, junto a uno de los museos de arquitectura posmoderna más acreditados de Madrid...

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