viernes, 18 de marzo de 2011

De nuevo, la gestión cultural


Réplicas y contrarréplicas

Hace unos días publicaba un breve comentario en este blog alusivo a una "noticia" (de manifiestos tintes publicitarios) relacionada con las actividades de MagmaCultura, empresa de "servicios culturales", que ofrecía un catálogo de 14 exposiciones prêt-à-porter. Ante una propuesta, a mi juicio sorprendente, redacté el  siguiente comentario:  

"Con  la web de MagmaCultura entramos en un universo de servicios, "productos" y "otras cosas" que me ha puesto los pelos como escarpias. Si esta empresa define el futuro de la gestión cultural (en tiempos del PP), será mejor dedicarse a plantar cebollinos y tratar con Carrefour; por lo menos dan puntos..."

Días después, el director de MagmaCultura, que probablemente emplea un sistema de "alarmas" (tipo Google) para controlar los comentarios aparecidos en Internet sobre su empresa,  lanzaba un comentario firmado especialmente agresivo:

"Uno de los problemas de la cultura es el cainismo que exhiben determinados personajes, qué ironia, denominados culturales. Para tu infomación llevamos veinte años trabajando en la gestión cultural. Sería interesante que pudieras demostrar tu valía profesional sin un sueldo del erario publico a final de mes. (sic)
Lo del PP también lo considero desafortunado. Rigor y respeto por el trabajo de los demás."

Le respondí del siguiente modo:

"¿"Cainismo? A mí me parece muy bien que existan empresas como la vuestra; no os odio ni me infundís animadversión. Lo que me produce pavor es que se antepongan los intereses empresariales (dignísimos) a los intereses sociales. ¿Por qué crees que la Ley del Patrimonio Histórico Español y el resto de las legislaciones occidentales paralelas limitan los derechos asociados al disfrute de la propiedad privada en ese aspecto? ¿Quizás porque los que nos dedicamos a estas cosas, desde la época de Riegl, somos ineptos carentes de rigor?
¿No encuentras otro argumento que la descalificación personal?"

Al parecer, Artur Duart se tomó la molestia de indagar un poco sobre las circunstancias del blog y, previo cambio de tono (olvidó el tuteo), replicó:

"La descalificación la inicia usted con su comentario del todo inaceptable. La creación y la gestión cultural se justifica con propuestas que faciliten el acceso de los publicos a los contenidos artísticos y culturales. Eso es lo que intentamos hacer profesionalmente y activamente, desde lo publico o lo privado. Sin prejuicios!" (sic).

¿Comentario inaceptable? Pero si este pobre observador únicamente ofrecía una "impresión personal"... Pero puesto que el señor Duart se empeña en polemizar y propugna  rigor y respeto, intentaré estar a la altura de sus nobles pretensiones, aunque el cuerpo me pida mantener la postura irónica, donde me siento más cómodo.

El criterio de valoración estética

Antes de afrontar el análisis me gustaría dejar claro que, tal y como está acreditado en este blog, personalmente nada tengo contra la gestión empresarial en asuntos culturales. De hecho, aunque siempre estén presentes en él mi voluntad crítica y los matices irónicos, creo haber expresado muchos juicios positivos sobre los eventos promocionados por la Caixa y otras entidades privadas. La exposición de Tutankamón, organizada por ArtStation, concretamente, me pareció muy interesante y así lo expresé en su día...  Desde ese principio "frio", lo que me puso "los pelos como escarpias" fue que una empresa de "servicios culturales" ofreciera exposiciones prêt-à-porter de artistas actuales (coetáneos). A mi juicio, organizar una exposición de arte egipcio, de Picasso o de arte románico es muy diferente a lo ofrecido por MagmaCultural.
Dejando a un lado la derivación científica (es un problema clásico de Psicología del Arte y de Teoría Económica especializada), que podría llevarnos lejos, la valoración de obras de arte contemporáneas es uno de los asuntos más complejos que, en la vertiente práctica, deben afrontar quienes dirigen los museos de arte contemporáneo y otras instituciones afines. La cuestión es tan enrevesada que, con frecuencia, estas respetables personas se equivocan o cambian de "opinión", sobre todo, cuanto más próximo es el juicio al momento de la realización de la obra. Y la explicación es simple. En arte (artes plásticas, literarias, etc.), no es "excepcional" lo que recaba mayor reconocimiento general, ni tan siquiera entre los "especialistas", sino lo que ofrece mayores posibilidades de desarrollo a posteriori. En arte contemporáneo el criterio de valoración estética siempre está condicionado por un factor imposible de concretar en paralelo a la realización de la obra: la repercusión que la trayectoria de su autor tenga en los procesos creativos de los años posteriores. Y en ese sentido, el director, conservador, "curator" o simple crítico, debe arriesgar su prestigio en una apuesta prácticamente imposible de ganar, porque nadie sabe por qué senderos caminará el desarrollo estético. En tiempos de van Gogh nadie podía imaginar lo que sucedería a lo largo del atormentado siglo XX y menos aún los ineptos que vivían del "erario público" ("erario" es sinónimo de Hacienda).
Dejar esa valoración en manos de empresas de gestión cultural que, por su propia naturaleza, tienen el objetivo prioritario de ganar dinero, puede tener alguna ventaja, pero también inconvenientes, porque presupone apostar por los factores más indeseables del  juicio estético (aunque cuenten con "buenos" asesores). Días atrás me hacía eco del éxito de cierto "artista" muy relacionado con ciertas personalidades políticas...  Para evitar una disfunción que en los años pasados ha generado varios escándalos, incluso con consecuencias penales, se exige al "experto", precisamente, que no tenga intereses personales en la peritación, porque en caso contrario ésta carecería de "valor objetivo". La "objetividad" que implica el juicio de los bienes culturales debe alejarse del gusto personal y, por supuesto, de cualquier condicionante de fundamento económico.
Ello no impide el ejercicio empresarial en ese territorio, porque si alguien desea apostar su dinero, tiene el camino libre en la actividad comercial, donde cualquiera puede aplicar sus "conocimientos" o "intuiciones" en aventuras de mayor o menor rentabilidad...
Ofrecer exposiciones prêt-à-porter puede ser muy sugerente para un político codicioso de aparecer en la televisión inaugurando exposiciones de "arte moderno", en especial, si lo puede hacer con poco esfuerzo presupuestario; pero, desde mi punto de vista, supone una interferencia incompatible con los objetivos exigibles a quien, con dinero público, organiza eventos de difusión cultural. Además, existen otras circunstancias más difusas pero no menos importantes, como el incremento de la "precarización profesional" de los jóvenes aspirantes a ser considerados "artistas" acumulando curriculum profesional a toda costa...  Por si no lo tuvieran extremadamente difícil, ahora además, deberían acumular méritos (¿experiencia?) mediante contratos (¿basura?) con empresas de "servicios culturales".
Para contextualizar el asunto, podemos observar lo sucedido en las antiguos "centros culturales" del Ayuntamiento de Madrid (ver entrada en este blog sobre la antigua casa de cultura de Alcobendas). Bajo la pasividad culposa de la institución municipal, la llegada de las empresas de gestión cultural ha supuesto la transformación de esos centros ("culturales primarios"), en entidades empresariales del "sector ocupacional", porque las actividades que justificaron su construcción (exposiciones de jóvenes creadores o diletantes —en sentido estricto—, cursos, etc.), en su carácter minoritario, no eran rentables.
Además, esa dinámica ha supuesto la progresiva precarización de los sectores profesionales interesados. En la actualidad, las empresas de gestión cultural, cuyos ejecutivos deben tener una imagen de los profesionales del sector cultural comparable a la que tiene el señor Duart de los profesores universitarios, están pagando la hora de profesor de historia del arte (lo llaman "monitor") a menos de 10 € (sigue bajando), sin tomar en consideración lo que requiere adquirir la formación específica y ni tan siquiera, el tiempo necesario para preparar una clase. El afán de lucro (lícito) fuerza una selección profesional obvia: los profesionales más cualificados huyen de estas situaciones porque, en términos relativos y absolutos, es más rentable ser barrendero, "reponedor" de supermercado o peón de albañil.
El resultado:  Como a los políticos la gestión cultural sólo les interesa para salir en la tele de vez en cuando, por muy buena intención que tengan los profesionales, la calidad de los servicios tiende a ser cada vez más baja, aunque queden a salvo los pliegos de condiciones, dado que en la valoración del servicio sólo cuentan los criterios de los gestores municipales.
En la primera contra-réplica, le comentaba al señor Duart las limitaciones que tiene el ejercicio de la propiedad privada en asuntos del patrimonio cultural; con los servicios culturales asociados a ese patrimonio incluso aunque sea coetáneo, sucede algo parecido. Aunque ahora mismo los partidos políticos mayoritarios tengan clara la privatización y, en consecuencia, la proliferación de empresas como MagmaCultural sea un hecho, no debemos olvidar que, por su propia naturaleza, dicha gestión debería priorizar los intereses sociales sobre las conveniencias políticas y, por supuesto, sobre los beneficios empresariales, en contra de lo que ahora mismo se está haciendo en casi todas las Comunidades Autonómicas españolas. En este blog hay muchos ejemplos significativos, incluso, uno reciente en Italia. Recuerdo la anécdota de aquel vigilante que, con las salas vacías, se empeñaba en prohibir a los visitantes recorrer una exposición en orden aleatorio.  Ahí está la gestión surrealista del Museo de la Evolución de Burgos, la situación del Museo Esteban Vicente o del Museo Canario...  Por no hablar de algunas "aportaciones" de ciertas empresas de gestión cultural  en el aspecto "educativo", al no tener en cuenta el complejo universo que subyace bajo el término "infantil". Lo que puede ayudar a un niño de 8 años puede promover el rechazo de un adolescente precoz...

 Para finalizar...

Aún quedaría mencionar otro argumento importante... aunque presuponga juicio de intenciones (el gato escaldado del agua fría huye). Conocidos los hábitos empresariales españoles y los precedentes inmediatos en asuntos afines, donde no priman precisamente las inversiones a largo y medio plazo, casi parece "necesario" que si las empresas de "gestión cultural" penetran en los universos creativos, acaben siendo pozos de subvenciones más o menos encubiertas... como sucede con otras entidades "productoras"... Y, francamente, no sé muy bien dónde hay más ineptos, si entre quienes, según el juicio del señor Duart, no hemos podido demostrar nuestra valía porque sesteamos con un sueldo a fin de mes gracias al "erario público" o en otros sectores...

La alusión al PP... Entiendo que en este aspecto no existen diferencias substanciales entre las políticas del PSOE y del PP. No obstante, advierto un matiz populista en el PP que, con frecuencia, se traduce en iniciativas como el respaldo a la llamada "fiesta nacional", o posturas aún más condescendientes con la actitud de la Iglesia  en asuntos culturales, de consecuencias particularmente penosas para los sectores innovadores. Ahora estamos mal , pero podríamos estar peor...  Hace años,  con gobierno el PP, fui testigo de una iniciativa supuestamente cultural que derivó en propaganda religiosa... Además, creación cultural y pensamiento conservador son entidades antinómicas, aunque existan "artistas" de tinte conservador (no conozco a ninguno).

Lo fundamental: el orden de prioridades entre la noción de servicio y la noción de negocio. A mi juicio, las empresas de gestión cultural tendrían un campo ilimitado y socialmente admisible, si las administraciones interesadas no perdieran de vista lo que es más específico de su propia función: el servicio a los ciudadanos. Por desgracia, en España es habitual que los conflictos de intereses basculen siempre en la misma dirección... Y en esas condiciones, aunque sean perfectamente admisibles casi todos los servicios ofrecidos por MagmaCultural, las exposiciones prêt-à-porter abrirían la puerta a una opción implícita en su propia naturaleza: que los museos de arte contemporáneo programen abiertamente sus actividades mediante "encargos" (ofertas) de los galeristas. Si así fuere, deberíamos pensar en privatizarlos...

Adenda.

Si el señor Duart desea replicar en términos de equidad, le ofrezco el blog para editar en él lo que estime oportuno, por supuesto, como texto individualizado; sería magnífico convertirlo, aunque fuera eventualmente, en un foro de debate. 

3 comentarios:

  1. (Comentario 1)

    Hola Enrique,



    Voy a contestar a tus dos posts vinculados con MagmaCultura, intentaré hacerlo de un modo más breve que tu último post ;) y de paso generar como bien propones un foro de debate.



    -En primer lugar, apuntar solamente que la web que difundió nuestro catálogo de exposiciones se llama 'Arteinformado' no 'Artenoticias'.



    -El límite entre la noticia & publicidad, es difuso, tanto en este caso, como en toda la información cultural que se emite en los medios de comunicación, acaso anunciar las nuevas exposiciones del Museo del Prado no es publicidad?



    -El futuro de la gestión cultural no se 'define' desde MagmaCultura, ni desde ninguna otra empresa del sector, ni desde un centro cultural, ni desde un ayuntamiento. El futuro se ha de definir entre todos los agentes implicados en el sector. Y MagmaCultura, como empresa implicada, está en su derecho de hacer propuestas expositivas, ¿no?



    -Por otro lado, indicas que la propuesta expositiva te parece 'sorprendente'. Tu sorpresa es por la escasez de propuestas de este alcance en el ámbito de la gestión cultural privada, o te refieres a otra cosa?



    -Mencionas el tema de alarmas (tipo Google), no sé ni siquiera si vale la pena justificar este aspecto con el que podría llegar a hacer un post aún más largo que el tuyo, jejeje. Mira, personalmente creo que una empresa (sea del sector que sea) ha de saber que se dice de ella tanto en la red como fuera de ella. Y te sorprendería el escaso número de empresas culturales que se preocupan de saber que piensa el público de su actividad. En este caso, cómo bien mencionas utilizamos las magníficas alertas de Google (¡te las recomendamos! ¡son excelentes!) que nos indicaron que en el blog 'Las Paridas de Marcelo del Campo' se estaba hablando de nuestro catálogo y oye, queremos conocer tu opinión sobre nuestra propuesta :)



    -Valoro muy positivamente que en éste espacio, en éste blog, puedas escribir sobre lo que te sorprenda o creas que merece la pena destacar del ámbito cultural y social. La existencia en la red de espacios de diálogo y debate, de confrontación de ideas y pensamientos es algo que apoyo en su totalidad. Por ello, éste es un espacio libre y estás en tu pleno derecho de exponer lo que consideres. Pero, personalmente, siento indicarte que tu comentario sobre las exposiciones no era atinado. Mi consejo es tomarse la molestia de ver realmente qué es el catálogo de exposiciones de MagmaCultura, y no sólo criticar la valentía de una empresa privada con esta iniciativa (que ni mucho menos llega a marcar 'el futuro de la gestión cultural'). El catálogo está formado por propuestas innovadoras que proponemos para enriquecer la programación de los centros interesados en ellas. Si el esfuerzo de ofrecer rigurosidad en un trabajo, apoyar a jóvenes artistas dándoles la oportunidad de formar parte de este catálogo y tener como objetivo la difusión de la cultura y el conocimiento, es tildado así por tu parte (cebollinos, puntos del Carrefour, etc.), ¡entiende que nos dejas a cuadros!


    (sigue en comentario 2)
    Pilar

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  2. (Comentario 2)


    -El hecho de que las exposiciones sean 'llaves en mano', o cómo tú insistes en llamarlas 'prêt-à-porter', deriva en el enorme trabajo que conlleva para un centro cultural medio la producción de una exposición cómo las planteadas. La vida de una exposición desde que nace la idea hasta que se clausura, te puedo asegurar es larguísima. Idea, contactos con artistas, registro de obras, permisos, coleccionistas, producción, planteamiento museológico y museográfico, transportes, embalajes, etc. En este momento y por desgracia, muchos centros no pueden darse el gusto de poder desarrollar cómo se merece algunas de las exposiciones que planteamos. Además, supongo que en algún momento te habrás planteado el dispendio económico que supone hacer una exposición para exponerse en un único lugar, por ello, desde que planteamos la creación de este catálogo tuvimos muy presente el aspecto ambiental. Concretamente mencionas las exposiciones de artistas actuales, te pongo en conocimiento a raíz de lo que mencionas con posterioridad, las exposiciones de este catálogo de artistas actuales no incluyen performance o happenings, sino obra finalizada por parte del artista: pintura, fotografía, escultura, dibujo. No sé si te refieres a esto, porque nosotros no pensamos hacer una exposición sobre Picasso, sino de artistas jóvenes que también tienen su derecho a exponer y a mostrar su trabajo.


    -Respecto al devenir de la Estética, ni tú ni nosotros lo sabemos. Y creo que en tu discurso quieres imponer esta 'tarea' a las empresas de gestión cultural, pero no termina de estar justificada. Yo al igual que tú persigo la calidad en las propuestas, y mi consejo, es que dejes de tener miedo a las propuestas culturales desde el ámbito privado (sin ir más lejos, piensa en el importante peso privado que en Estados Unidos está presente en el sector artístico).



    -Confiemos que el interés en nuestras propuestas no sea para que el político quiera hacerse una foto el día de la inauguración, no obstante, el resto de días podrá ser disfrutada por el resto de personas, me quedo con lo segundo.



    -En cuanto a los artistas, añadir que el proceso de selección de los artistas no ha sido por curriculum, más o menos experiencia, más o menos exposiciones, sino porque creemos en ellos y sobre todo, en su trabajo, algo que debería fomentarse.



    -Como personas procedentes del ámbito de las Humanidades, te aseguro que sabemos de lo que hablamos y sabemos lo que proponemos.



    En fin, espero que mi comentario haya servido para aclarar qué es el catálogo de exposiciones (que era el tema).


    Cualquier replica o aclaración será un placer contestarla.



    Saludos, Pilar.

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  3. http://www.burbuja.info/inmobiliaria/burbuja-inmobiliaria/197469-el-tripartito-camuflo-subvenciones-empresas-amigas-como-contratos-menores.html

    Qué risa con lo de que si puedes demostrar hacer algo sin erario público...pero si su empresa vive sólo de dinero público! a ver si con los cambios de gobierno se le acaba el chollete...

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