jueves, 19 de septiembre de 2013

El Mueo Benaki. ¿Hacia los museos-tienda?

El Museo Benaki se parece a los museos derivados de colecciones particulares que existen en medio mundo. En España tenemos unos cuantos y quizás el que más se parece, al menos en el aspecto superficial, sea el Lázaro Galdiano. Sobre un espacio muy compartimentado, conseguido a partir de un palacio neoclásico, se distribuye una colección muy extensa. Tiene un poco de todo: piezas arqueológicas de épocas diversas, algunas más interesantes, otras menos; obras de arte de especial interés para la historia de Grecia; elementos antropológicos… obras de catalogación dudosa...  Pero sobre todo, mucha voluntad pedagógica, en el sentido más ortodoxo del término, y mucho respaldo al diseño...
En un panel dispuesto a la entrada (y en la página web) explican al visitante que no se trata de un "museo cerrado", que opera como Fundación de Derecho Privado… También explica que junto con las piezas originales se exhiben objetos diseñados durante los últimos 35 años siguiendo las pautas formales de aquellas. Para evitar equívocos, las piezas modernas están señaladas en color naranja (sobre bases y cartelas de ese color). Y en la tienda ubicada en una dependencia del propio museo se pueden adquirir los objetos expuestos...


Ciertamente, las salas del museo, incluidas las vitrinas, ofrecen un espectáculo insólito, donde se mezclan las obras propias de estas instituciones con copias o reinterpretaciones. Y de vez en cuando, alguna "instalación" aparentemente homologable con las que podríamos encontrar en un museo de arte contemporáneo; en el "patio" interior del edificio, por ejemplo, hay una construida mediante un centenar de corbatas...  (Conocido el planteamiento del museo no sé si se puede hablar de "instalación" o de "muestrario de corbatas"; acaso sea una síntesis entre ambas ideas)
Obviando la proximidad al escaparate de un establecimiento de "diseño y antigüedades" de la via dei Condotti, museísticamente no se aprecian otros problemas que los inducidos por la naturaleza del edificio y por una concepción general muy dependiente de la preeminencia de los objetivos pedagógico y promocional.  Como de costumbre, la iluminación produce exceso de reflejos en las vitrinas; la climatización no parece ejemplar, la comunicación vertical es manifiestamente mejorable (existe, al menos, un ascensor de uso público).
Las cartelas, de contenido generoso, ofrecen información agrupada por vitrinas, según fórmula acreditada en otros museos de Atenas y de otros lugares, complicando la asociación con las piezas, sobre todo, cuando la vitrina es grande. Cuando la pieza no está en una vitrina emplean una fórmula, a mi juicio, más eficaz, mediante paneles con fichas resumidas de las piezas, que contienen una fotografía pequeña que facilita la identificación.


Las piezas

Desde la notoriedad que se le otorga en los ambientes especializados, esperaba otra cosa. No obstante, aunque la cantidad y calidad de las obras expuestas, me haya defraudado, he de reconocer que merece una visita por la razón ya mencionada: su relación con el periplo histórico griego.
No obstante, tienen gran interés los marfiles, la colección copta y las obras (pinturas, dibujos, etc.), que documentan gráficamente la historia reciente de restos arqueológicos tan relevantes como el Partenón.
Desde mis preocupaciones personales, debo destacar la existencia de un relieve en basalto procedente de Siria, fechado entre los siglos V y VI, con un curioso crismón y motivos geométricos que acaso aludan a fórmulas arquitectónicas (¿bóvedas?). También hay varios capiteles bizantinos, uno compuesto "teodosiano", con ábaco cóncavo bastante marcado, del siglo V (prestado por el Museo Bizantino), y otro de formato prismatoide ("capitel cesta"), común en tiempos bizantinos a partir del siglo V, ornado con escaso relieve que, al menos en una de sus caras, ofrece curiosa fórmula mediante "discos solares", que no es extraña en la ornamentación griega hasta, al menos, el siglo XI.





Balance 

Cuando en el mundo de la cultura, alguien habla de "Fundación"—con mayúsculas— , echo mano a la cartera...
Aunque el planteamiento del museo es interesante—lo que se consiga mediante las ventas reducirá los gastos de mantenimiento—, acaso el resultado sea más adecuado para los profesionales integrados en el sistema liberal que para los aficionados y diletantes actuales. Desde esa sospecha, me parece complicado que un museo sin obras "emblemáticas" pueda mantenerse mediante la taquilla, la tienda, donde venden los objetos de diseño mostrados en el propio museo, las promociones on-line y otras fórmulas que se van imponiendo en algunos museos europeos (alquiler de espacios para eventos, visitas exclusivas, etc.).  Y mucho más en momentos como los actuales.
Si el curioso entra en la página oficial del museo, se encontrará con una situación insólita: mucha documentación sobre la historia del museo y sobre sus planteamientos y escasa documentación sobre los fondos, como en casi todos los museos griegos. Pero en contrapartida, podrá descargar un catálogo de 174 páginas dedicado a los objetos que ofrece.
Francamente, no sé si, en realidad, el museo apuesta por mantener las funciones sociales tradicionales, tal y como expresa el cartel de la entrada o si, en lógica liberal, han asumido que estas instituciones deben transformarse en centros comerciales especializados en diseños de "alta calidad".

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