domingo, 9 de marzo de 2014

Altamira: ¿ciencia o ‘marketing’?

Ayer publicaba El País una "carta al director, firmada por Juan Manuel Vicent García y María Isabel Martínez Navarrete,del CSIC, y Teresa Chapa Brunet, catedrática de Prehistoria de la UCM en los siguientes términos:

"La posible reapertura de la Cueva de Altamira ha vuelto a ocupar los medios de comunicación como resultado de una ingeniosa idea de marketing. El acceso a la cueva original como premio de una lotería se nos presenta como un “experimento” a partir del cual “los científicos” decidirán si es viable una reapertura y en qué condiciones.
La opinión pública debe saber que “los científicos”, tras 15 años de observaciones, ya se pronunciaron taxativamente en un trabajo publicado en la prestigiosa revista Science (2011). Su decisión era concluyente: la cueva no debe reabrirse.
No parece razonable pensar que observaciones realizadas en el curso de unos meses puedan invalidar las conclusiones de 15 años de investigación. Sabemos que los procesos de biodeterioro se manifiestan más allá del plazo de estos “experimentos”.
Si existen dudas, sería deseable que se resolvieran bajo las garantías de concurrencia pública, evaluación por pares e independencia que definen lo que actualmente se entiende por un verdadero proyecto de investigación, condiciones que no parecen darse en el costoso “Programa de Investigación” puesto en marcha por el Ministerio de Cultura. En cualquier caso, no debería mezclarse la ciencia con el marketing."



En El Diario Montañés, ven el asunto de otro modo... Supongo que quienes habitan cerca de Santillana están muy interesados en que la cueva se abra al público y se estarán preguntando para qué sirve el arte si no lo ve nadie. La respuesta parece obvia: para conservarla. La contra-réplica también: Conservarla... ¿para quién, para qué? ¿Para que la contemplen los arqueólogos del futuro?
Solucionar el conflicto con una réplica tiene un grave inconveniente: las réplicas no conmueven a casi nadie; las personas de gran sensibilidad sólo experimentan goce estético pleno ante la obra que emana los efluvios sagrados del artista, del divino excepcional... ¿El aura de la "autenticidad"? Si Benjamin levantara la cabeza....

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