lunes, 22 de septiembre de 2014

El mal se desvanece. Egusquiza y el Parsifal de Wagner en el Museo del Prado

Al hilo del reciente comentario sobre Ludwig II, me apetecía volver a echar un vistazo a la sucinta "exposición" que el Museo del Prado ha Rogelio de Egusquiza y, más concretamente, a su visión del universo wagneriano concentrado en el Parsifal. Y me ha hecho gracia contemplar que en el montaje expositivo se ha establecido una organización simétrica presidida por la escultura de Wagner, contraponiendo las imágenes de Kundry y Parsifal, que se completa con las de Titurel, Amfortas, con aspecto de Cristo doliente, un dibujo más de Wagner y otro de Luis II de Baviera.



No deja de tener gracia la iconografía elegida por Egusquiza para los personas que deberían representar a sendos personajes de extraordinaria complejidad. En el caso de Kubdry parece que se impone la voluptuosidad que es consciente de su potencial fatal, próximo a Salomé; pero no sabría evaluar las cualidades de su Parsifal...
Tampoco sabría evaluar la oportunidad del título elegido para la exposición que, casi de tapadillo, celebraba el aniversario de Wagner (1813-1883). Sí, ya sé que lo han justificado, pero...

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