lunes, 22 de septiembre de 2014

El Greco y la pintura moderna*

No he podido comentarla antes por una razón prosaica: cuando lo he intentado antes me he encontrado con horarios incompatibles con mis posibilidades y acaso en ello se manifieste uno de los problemas "endémicos" del Museo del Prado: la dificultad para canalizar grandes flujos de público...
Por fin, cuando está cerca el cierre, me ha sido dado el inmenso privilegio de entrar en horario conveniente.
Del comentario en la web:

"El redescubrimiento del Greco tuvo gran importancia para el desarrollo de la pintura en el último tercio del siglo XIX y a lo largo de buena parte del XX. Tras la fascinación ejercida por Velázquez entre los pintores realistas, el Greco, entonces muy poco conocido, atrajo a los artistas más renovadores, como Manet y Cézanne. También interesó a los pintores españoles, entre ellos Zuloaga, que poseyó La visión de san Juan (Nueva York, Metropolitan Museum of Art), obra decisiva en el nacimiento mismo del cubismo por su influencia sobre Picasso, para quien el Greco fue el maestro antiguo más relevante. Tuvo además un gran peso en la difusión del cubismo, a través del orfismo de Delaunay, y de las obras de Derain, Modigliani, Rivera y la vanguardia checa."

La exposición, construida en conexión con las celebraciones del año del Greco, ofrece una reflexión, a mi juicio, algo forzada sobre su influencia en las corrientes pictóricas más o menos recientes, desde los alrededores del año 1900. No hace mucho, en ambiente próximo, se planteó un interesante debate sobre cuándo comenzó la revalorización del pintor cretense, que, a pesar de tantos historiadores interesados en acentuar los rasgos de "lo español", jamás se quiso sentir ni español ni toledano. Recuerdo que en aquel debate, que se polarizó en torno al "descubrimiento" de Édouard Manet hacia 1865, surgió una cuestión relacionada con algunos de los comentarios indicados en la reciente entrada dedicada a Ludwig II: su consideración temprana (anterior a 1865), en el contexto de una sociedad cada vez más inclinada hacia lo subjetivo, lo individual, lo personal. Por suerte y por desgracia, toda su obra se conservaba en España y aquí las circunstancias culturales, por entonces, estaban teñidas de oscuros matices reaccionarios; en consecuencia, sólo pudieron descubrirlo personas "externas" como Gautier, Delacroix, Manet... Cuando Manuel B. Cossio publicó en 1907 el primer catálogo de su obra, ya habían "volado" algunas de sus pinturas; poco después siguieron otras...
La tesis de Cossío era que la pintura del Greco traducía los sentimientos místicos de los españoles de finales del siglo XVI y comienzos del XVII... Hoy, superadas las calenturas "nacionalistas" de ciertos sectores ilustrados, se contempla su persona y su obra con matices que enturbian radicalmente esa imagen para enfatizar aspectos más interesantes desde la visión actual de la historia del arte. Y entre ellos destacan dos especialmente relevantes: su actitud escasamente sumisa ante sus clientes y ante el entorno social, que le señalaría como un precedente de las actitudes críticas actuales, y la orientación "expresiva", en el sentido que otorgaba Argán a este término (expresar en la obra un juicio personal sobre lo representado). Desde ese punto de vista, es relativamente fácil encontrar relaciones entre El Greco y los pintores de raíz expresionista, pero esa relación se puede convertir en un juego fatuo si confundimos esa idea de "lo expresivo" con lo que entendía Matisse por el mismo término...

Cuando al entrar en la exposición contemplé la relación sugerida entre Fray Hortensio Paravicino y el retrato La esposa de Cézanne (MOMA), estuve a punto de caer desmayado; al ver la vinculación entre las esculturas del Greco con Las bañistas, también de Cézanne (Musée d'Orsay), el mareo se convirtió en trance teresiano; la relación entre el Gitano de Delauney (MNCARS) con el San Juan Bautista (El Greco, Mº de San Francisco) me condujo más allá de las puertas de Tannhäuser...Por fortuna, no todas las relaciones son tan forzadas...aunque los excesos del celo formalista no acaban en las obras mencionadas.
En todo caso, a principios del siglo XX, cuando ya habían encajado en los ambientes estéticos de casi toda Europa las primeras corrientes expresionistas (protoexpresionistas), comenzaron a contemplarse de otro modo las obras de un pintor que durante mucho tiempo se juzgó según el criterio de Palomino: "Lo que hizo bien, ninguno lo hizo mejor; y lo que hizo mal, ninguno lo hizo peor". Y, por supuesto, con él las de Matthias Grünewald, las de Cranach, El Bosco, etc. De todos ellos se podría decir lo mismo que algunos dicen del Greco: en las obras de todos ellos estaban los gérmenes del arte actual.

Visión de San Juan, MET, detalle
Picasso, Las señoritas de Aviñón
No me ha gustado que se haya colocado la Visión de San Juan junto a las obras de Pollock, por mucho que durante algún tiempo éste tuviera interés inducido por el cretense; habría estado mejor junto a las pinturas cubistas y, sobre todo, junto a Las Señoritas de Aviñón o, incluso junto a una reproducción fotográfica. La pintura estuvo en manos de Zuloaga (acabó en el MET) y éste se la mostró a Picasso antes de que el malagueño realizara la pintura que los historiadores consideran primera concreción del cubismo. Y desde la existencia de ciertos paralelos formales, algunos deducen que el germen del cubismo estaba en las pinturas del Greco... Juzgue el lector mismo.

Me ha emocionado que al finalizar la exposición, sus organizadores, hayan dedicado un espacio solemne para rendir homenaje a la memoria de José Álvarez Lopera, cuyo trabajo llegó a tantas personas y cuyas investigaciones sobre el Greco tanto hicieron por construir el estado actual de los conocimientos, que ha servido de infraestructura a la efeméride celebrada en Madrid y Toledo.

La exposición merece la pena no sólo por contemplar las obras del Greco, sino también por el peculiar "diálogo" que se establece entre maneras diferentes de entender el arte...

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* Por error esta entrada apareció por primera vez mal titulada

1 comentario:

  1. el greco era neoplatonico y queria volver al origen.picasso y cezanne eran primitivistas no tenian interes nada mas que de depurar y purgar la pintura de sus elementos mas sospechosos y servilistas.en absoluto modernizacion sino todo lo contrario te regalo mi opinion

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