jueves, 20 de noviembre de 2014

¿Por qué lo llaman creatividad, si en realidad quieren decir marketing?

No me extraña que la Fundación Telefónica dedique su "Espacio" de la red de San Luis a Ferran Adriá; al fin y al cabo, desde hace tiempo el famoso cocinero es mucho más que un famoso cocinero; cuando para comer en su restaurante, el aficionado a los placeres del paladar, debía esperar un siglo y pagar más de 400 euros, estaba claro que en El Bulli no ofrecían sólo comida. Ofreciendo sólo comida no se interesa por alguien el New York Times ni la Universidad de Barcelona ni el Instituto Tecnológico de Massachussets ni, por supuesto, Telefónica. Para que alguien salga en los Simpson  o recabe un interés tan cualificado y planetario tiene que ofrecer mucho más que una simple pitanza.
Y aún podríamos llegar más lejos por el camino del Olimpo. Y aún más: lo que publican de él los medios de comunicación engrana con precisión de relojero con buena parte de las "preocupaciones" del arte actual y, muy especialmente, con el arte posterior a las corrientes conceptuales. La sintonía de su discurso con el de los mandarines estéticos —otros dirían "la casta estética"—es perfecta, incluso, en el proceso definido entre los tiempos de John Anthony Baldessari y los de Nocolas Bourrieaud, pasando por el discurso de Jacques Derrida.
Pero... ¿lo que hace F. Adrià es creatividad de la "buena", de la que aporta progreso a la humanidad? Así lo acredita la exposición amparada por la multinacional de telecomunicaciones; así parece acreditarlo el reconocimiento internacional substanciado en la Documenta de Kassel del año 2007 o el más local del pasado ARCO; así lo acreditan los brillantes gestores de la multinacional de las telecomunicaciones... ¡Y hasta la Wikpedia! Y con tan preclaros juicios de por medio, ¿quién se atrevería discutir el rango genial del cocinero ilustre?
Sin embargo, también somos numerosos quienes entendemos la creatividad de modo menos grandioso y más prosaico, acaso porque nos planteamos los asuntos deconstructivos, posmodernos y rizomáticos de otra manera. Probablemente ello tenga relación con concebir un menú por 300 o 400 euros o imaginar el virtuosismo de quien, con el mismo dinero, ha de preparar comida durante un mes para una familia de cuatro o cinco personas.
Según mi punto de vista, tan alejado de los planteamientos de Sir Ken Robinson como de los del profesor Marina, creatividad es lo que hacen quienes deben ganarse la vida vendiendo objetos diversos por las calles mientras les persigue la policía, "por mafiosos"; creatividad es, por ejemplo, ingeniárselas para subsistir en un ambiente cada vez más enrarecido sin que se resienta nuestro orden neuronal; creatividad es, por ejemplo, encontrar la palabra justa para mover la voluntad "inquebrantable" del ser amado; creatividad es, por ejemplo, que el analfabeto funcional sepa recurrir a las posibilidades retóricas de la gramática parda para persuadir al viandante de la grandeza de la generosidad...


Lo otro, lo que hace Ferran Adrià, es, a mi juicio, marketing, mercadotecnia, perfectamente apuntalado en sectores claves de la alta cultura, por supuesto, con cierta dosis de creatividad, la misma que matiza todas las actividades humanas, incluso en las más groseras; hasta para visitar al señor Roca se necesita un toque de ingenio: del retrete al trono acaso haya la misma distancia que entre un menú de 8 y otro de 300 euros...
¿Por qué lo llaman creatividad, si en realidad quieren decir marketing? Ahí está la creatividad en convencer a muchas personas socialmente influyentes de que emplear un laboratorio para cocinar no es un ensayo industrial sino el paradigma prototípico puntual —no enajenable— de un proceso deconstructivo y rizomático de alcance planetario que, obviamente, compone una parte substancial del "archivo de lo común".

4 comentarios:

  1. La situación de sacar adelante a una familia cuando uno no se tienen recursos, huir de una amenaza o probar a combinar los alimentos con un objetivo concreto, son todo actividades en las que nuestro cerebro busca una solución a un problema. Entonces, yo creo que de lo que se habla aquí no es de capacidad creativa exclusivamente, sino de capacidad resolutiva ante problemas. La diferencia entre los primeros ejemplos que pongo y el último es la motivación. En unos casos la motivación es la supervivencia misma, en el otro, ganar dinero o simplemente el gusto por hacer cosas diferentes. Esa es la única diferencia, ambas son actividades en las que interviene la creatividad. Si crear es hacer o construir algo que antes no era conocido, en ambos casos se crea. Como digo la única diferencia es la motivación. Otra cosa es que eticamente tenga tenga más mérito sacar adelante a una familia. Yo creo que mezclas temas, y que lo que realmente quieres decir que es que Ferran Adrià te parece un intruso al mundo del arte. A lo mejor lo que sucede es que quienes conceden premios y hacen menciones honoríficas están un poco despistados con esta época, sobretodo porque quienes ocupan esos puestos parece que todavía no se han enterado mucho de qué va el arte hoy en día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Intrusismo en el universo del arte? No, en absoluto; es más, "creo" la exposición de Ferrna Adrià no hubiera encajado mal en el MNCARS, teniendo en cuenta su línea actual y, por supuesto, sus planteamientos "programáticos" (ver "la Misión").
      ¿Mezclo temas? Claro. Y te confieso algo más: no tengo claro que es eso de "la creatividad" y desde luego cómo distinguirla de de "la inteligencia". Según las referencias que utilicemos, tenderemos a enfatizar unas "posibilidades" (potencialidades o capacidades) sobre otras... Al elegir la imagen de esa persona que se gana la vida haciendo de "escultura", con un texto tan peculiar, me acordé de una historia apócrifa que se contaba en tiempos de Franco, cuando el alcalde de un pueblo gallego envió una carta al organismo correspondiente solicitando que tuvieran en cuenta el próximo parto de la maestra, para que fueran preparando a "la prostituta". La sustituta llegó milagrosamente con puntualidad, antes del parto de la maestra, con una carta en la mano del funcionario de turno en el que éste le explicaba al alcalde que "no se dice prostituta sino sustituta". De inmediato, el alcalde respondió al funcionario con unos renglones escuetísimos:
      ¿"Cree su ilustrísima que habríamos tenido a la sustituta puntualmente si no hubiera mediado la confusión".
      Es difícil saber quién tiene más creatividad, si un artista de los que exponen en el MNCARS o los ingenieros que desarrollan motores para acrecentar el rendimiento. Sospecho que según donde consultemos, encontraremos valoraciones distintas. Acaso "la clave" esté en otorgar prioridad a la complejidad de los problemas a resolver... Pero, teniendo en cuenta la expansión divergente que durante los últimos años a movido el asunto de "la creatividad", reconozco mis limitaciones para ofrecer una peritación rigurosa en estos asuntos.
      Suscribo plenamente lo que dices sobre el "despiste" a la hora de adjudicar méritos y prebendas.

      Eliminar