domingo, 14 de diciembre de 2014

El Avispero de Córdoba: el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía

Las autoridades competentes se han animado a poner en marcha el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, ese proyecto colapsado que lleva muchos años caminando entre sombras y precariedad, junto con las almas de quienes habitaron el antiguo arrabal de Secunda. Y lo han hecho de un modo singular pero a tono con el espíritu de los nuevos tiempos. Por lo visto a un magnate, que no es precisamente del PP, se le ha ocurrido “externalizar” su dirección y gestión inicial... O al menos, eso parece desde las medidas tomadas para que alguien se ocupe de hacer lo necesario para convertir un "cascarón" de magnífica hechura, en un centro cultural del que se puedan sentir orgullosos todos los andaluces y no sólo los cordobeses.
Muchas de las personas relacionadas con el arte contemporáneo y algunas de las más importantes asociaciones andaluzas de esa naturaleza —el  Instituto de Arte Contemporáneo (IAC)y  la Unión de Artistas Visuales de Andalucía (uavA)—  han puesto el grito en el cielo porque, según manifiestan ellos mismos, no se han cumplido las promesas que las autoridades competentes y también las incompetentes, plantearon en el pasado a través de comunicados genéricos y declaraciones solemnes ante los medios de comunicación. Es de suponer que durante estos días se estén manifestando en sentido similar todas las personas que, con la formación especializada pertinente, de un modo u otro, tienen relaciones de algún tipo con el mundo del arte contemporáneo...
De hecho, a principios del pasado mes de octubre, la Asociación de Directores de Museos de Arte Contemporáneo (ADACE), el Consejo de Críticos de Artes Visuales (CCAV), la Federación Estatal de Asociaciones de Gestores Culturales (FEAG), el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) , Mujeres en las Artes Visuales (MAV) , la Sociedad Española de Estética y Teoría de las Artes (SeyTA), la Unión de Artistas Visuales de Andalucía (uavA) y la Unión de Asociaciones de Artistas Visuales (UAAV), dirigieron una carta a la Conserjería de Cultura para ofrecerse a buscar un “consenso que sentara las bases de una institución sólida, sostenible y participativa”. Pero en cuestiones de arte, sabiendo que el criterio de valoración estética de “los especialistas” tiene poca relación con el de la gente “del común”, ¿es conveniente, políticamente conveniente, seguir las indicaciones de estos sectores y arriesgarse a que aparezcan otros que se sientan marginados?
La opción elegida por la Junta andaluza, acaso condicionada por la voluntad de resolver cuanto antes los problemas generados por tener cerrado un "centro-hito" de gran calidad arquitectónica pero con aires de Alcorcón, pasa por una convocatoria "extraña": no es fácil entender bien a quién va dirigida... En todo caso, de su lectura se deduce lo que las autoridades andaluces pretenden del nuevo centro, al menos, "en teoría":

"El Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, en Córdoba,(…) es un centro concebido para albergar la producción y creación de obras basadas en los nuevos lenguajes contemporáneos, facilitando las condiciones necesarias para el desarrollo de nuevos creadores. El centro tiene vocación de ofrecer un programa de exhibición y distribución que permita el diálogo de los artistas y creadores con la ciudadanía y las industrias culturales. Pretende también llevar a cabo un programa de formación, investigación y experimentación que permita tanto el fomento de la creación como la sensibilización de nuevos públicos. Concluida la fase de construcción del edificio es necesario proceder a su debida dotación y puesta en marcha, definiendo su discurso y líneas de programación. Se pretende que este centro sea un espacio dinámico atento a los cambios y transformaciones de los lenguajes artísticos."

¿Quién discutiría objetivos tan elementales? Pero, obviamente, lo interesante es cómo hacerlo y la lectura de los renglones siguientes activa más sombras que luces, porque, al parecer, quienes han diseñado el procedimiento, ceden esa responsabilidad a un "asesor artístico" que cobrará 135.000 € por dos años, pero que no tiene por qué ser una "autoridad en la materia":

"El objeto del contrato es el asesoramiento artístico en la puesta en marcha y funcionamiento del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, en Córdoba. El adjudicatario realizará la propuesta de programación general, la definición del discurso del Centro, con sus objetivos, fines y lineas de actuación, supervisando los procesos de preproducción, producción, montaje, desmontaje y difusión de las actividades.
La programación deberá ser coherente con los objetivos y fines de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, auspiciando el acceso de la ciudadanía a los bienes culturales en condiciones de igualdad real y efectiva, promoviendo los valores establecidos en la Constitución y en el Estatuto de Autonomía. 
De manera específica, deberá realizar las siguientes funciones:
1. Definición del programa para la creación y producción, basado en facilitar el desarrollo de nuevos creadores y la utilización de los lenguajes contemporáneos.
2. Definición del programa de exhibición y distribución, que permita al centro facilitar el diálogo entre los creadores, las industrias culturales y la ciudadanía.
3. Definición de un programa de investigación, experimentación y formación dirigido tanto a los creadores como a los distintos agentes que intervienen en la producción, que permita el desarrollo del conocimiento y la reflexión crítica.
4. Definición del programa pedagógico para la sensibilización y creación de nuevos públicos, con especial incidencia en la población infantil y juvenil.
5. Asesoramiento en la estrategia de comunicación, incluyendo la supervisión de las ediciones que se lleven a cabo en los distintos formatos y procedimientos técnicos. Contempla tanto la prensa escrita, radio, televisión, como los soportes audiovisuales y digitales.
6. Proyecto de equipamiento básico para la puesta en marcha del centro. Deberá asesorar sobre los medios materiales y humanos que debe disponerse en cada espacio de la instalación, sus características básicas y funcionalidad. Supervisión de los procesos de montaje del mobiliario.
7. Propuesta de las itinerancias que se lleven a cabo con otras instituciones culturales.
8. Contactos y correspondencia con las instituciones, empresas, colectivos o personas vinculadas al desarrollo de las diferentes actividades.
9. Elaboración de calendario de las actividades
10. Asistencia a los comisarios, artistas invitados, conferenciantes e invitados en general durante su estancia en el Centro.

El conjunto de los servicios descritos en este apartado no pretende constituir una definición completa de los mismos y no es excluyente de otros complementarios que puedan ser necesarios para la correcta realización del contrato. Su ordenación es la adecuada al régimen de actividades que se prevé realizar, aunque dicha ordenación puede ser modificada o complementada en función de la metodologia propuesta por el adjudicatario.


Elena Vozmediano, persona muy influyente desde su tribuna periodística, publicaba el otro día un durísimo artículo en El Cultural que parece expresión desarrollada de cómo se han interpretado en ciertos ambientes de alta cualificación estética (no sé si mayoritarios) la decisión de la Junta de Andalucía para elegir director sin ni tan siquiera haber definido cuál será “la misión” del Centro. Reprocha a la Comunidad que no se haya respetado el “Documento de buenas prácticas para museos y centros de arte contemporáneo que se firmó con el ex-Ministerio de Cultura allá por 2007.” Y aún que el proceso de lanzamiento del Centro se ponga en manos de Manuela Pliego Sánchez, persona ajena al mundo del arte contemporáneo. Ciertamente, la Junta de Andalucía ha puesto en marcha un mecanismo “extraño” que apesta a cocido discreto.  El propio título de la convocatoria de “Asesoramiento artístico para la puesta en marcha y funcionamiento del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, en Córdoba”, podría encerrar la voluntad de abrir el centro con una “gestión externalizada“... Y Elena Vozmediano finalizaba el artículo con un texto especialmente agresivo:

"Atención: el asesor “realizará los trabajos encomendados según su leal saber y entender, con plena autonomía e independencia, sin encuadrarse en la estructura organizativa de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, debiendo seguir las instrucciones de la misma en la supervisión del trabajo y en cuanto a contenidos y planteamientos del trabajo. En ningún caso tendrá la consideración de personal del centro, no pudiendo llevar a cabo las funciones propias del mismo, por lo que no impartirá instrucciones al personal del centro”. Esto es graciosísimo: un director que no puede dirigir. La que sí dirigirá, al parecer, es Manuela Pliego, a la que se nombra “responsable de la ejecución del contrato”. A ella “corresponderá supervisar su ejecución y adoptar las decisiones y dictar las instrucciones necesarias con el fin de asegurar la correcta realización de los trabajos”. Eso sí: la AAIC “incluirá el nombre del adjudicatario como director artístico del Centro, en toda publicidad que se realice” (¿?)."
"¿Creen que algún profesional en su sano juicio aceptará estas condiciones? El Consejero de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso, lleva meses intentando dar salida a esta patata caliente en la que se le ha convertido el Centro de Creación Contemporánea. Me consta que intentó convencer a algún profesional con experiencia para que se postulara al concurso que pensaba convocar pero, al margen de la desmesura del proyecto y el desacierto en el modelo cultural al que obedece, nadie ha querido embarcarse en una aventura que hace aguas desde el principio, sin consenso y sin un estudio de viabilidad. Animar a alguien a presentarse a un concurso no es ilícito cuando hay una comisión independiente que valore las candidaturas pero si el animador es el que decide se puede interpretar la invitación como una promesa de nombramiento. ¿Tendrá ya el Consejero algún candidato “apalabrado”? Podría ser: hay gente con los escrúpulos flojos… y hay pocas posibilidades de promoción profesional en el entorno artístico. Cuando se da tan poco tiempo para que otros interesados elaboren un proyecto y cuando se convoca así, sin publicidad, casi en secreto… cabe sospechar. A pesar de que los pliegos admiten la posibilidad de que se designe un “comité de personas expertas o del organismo técnico especializado” que asesore a la Mesa de Contratación, el hecho es que se ha publicado la composición de esta, y es puramente político/administrativa (muy lejos de las buenas prácticas):
Presidente: Alberto Mula Sánchez, Gerente de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales.
Vocales: Manuela Pliego Sánchez, Gerente de Instituciones Patrimoniales; Myriam Díaz del Cañizo, Jefa de Departamento de la Gerencia de Instituciones Patrimoniales; Santiago Machuca Rodríguez, Director de la Unidad de Servicios Jurídicos y Contratación; Antonio Angulo Ortiz, Control Financiero Permanente.
Secretaría: Mª Jesús Rodríguez Ríos, Técnico de la Unidad de Servicios Jurídicos y Contratación."

No me extraña que el Consejero de Educación, Cultura y Deporte no encontrar a nadie con experiencia para presentarse a un concurso tan "peculiar", porque entrar en ese juego presupone aceptar una situación que permite un margen muy estrecho de maniobra. Creo que lo más sensato habría sido buscar a una persona de acreditada solvencia y dejar que fuera ella quien definiera un marco de acción razonable para llevar a buen puerto la empresa. Obviamente, tomar una decisión de ese tipo escandalizaría a quienes se consideraran marginados, que enseguida calificarían la iniciativa de arbitraria; y para evitar una situación indeseable sin caer el la cesión de responsabilidades que supondría dejar la resolución del problema en manos corporativas, caben pocas opciones.
Si este país funcionara como es debido, suscribiría absolutamente la queja de Elena Vozmediano, pero aquí hay demasiados centros de arte contemporáneo dirigidos por personas elegidas según criterios afines a los definidos por las "buenas prácticas", que los gestionan como si fueran sus propios cortijos, que no se toman lo molestia de actualizarse, de permanecer informados sobre las líneas más relevantes de los procesos culturales de cada momento, y que no quieren saber nada sobre los fenómenos culturales del contexto inmediato.
Aunque las actividades del MNCARS estén lejos de estos casos censurables, si leemos  "la misión", definida por su actual director, encontraremos muchos argumentos para discutir que los criterios de gestión "políticamente correctos" sincronicen bien con los fundamentos más elementales del orden democrático; es muy tentadora la conclusión de que estos centros tienden a funcionar como cenáculos endogámicos, ajenos a los intereses generales. Y no vayamos a creer que ello es un invariante del actual y "elitista universo del arte contemporáneo", porque si consultamos los planteamientos de otras instituciones comparables (Pompidou, MoMA, Tate, etc.), encontraremos propuestas mejor adaptadas a las exigencias y necesidades de los ciudadanos con interés estético.
A ello aún deberíamos añadir algunos datos reveladores... El MNCARS arrancó su andadura sin "equipo técnico", contra el "buen criterio" de quienes entendíamos que ello conduciría a la catástrofe y, francamente, ahora mismo no sabría decir cuándo funcionaba mejor: si entonces, cuando estaba dirigido por un gestor o ahora, cuando ya es el buque insignia de los museos españoles de arte contemporáneo y desarrolla sus propuestas en claves demasiado oscuras.
Además, en la actualidad, la mayor parte de los museos españoles cada vez están más condicionados en su gestión por intereses ajenos a lo artístico. Los órganos rectores de museos como el del Prado lo atestiguan: basta echar un vistazo a quiénes integran el Patronato del Museo del Prado o la Real Fundación Amigos del Museo del Prado para entenderlo. Y otro tanto está sucediendo desde que las empresas del IBEX decidieron entrar en los museos de arte contemporáneo por razones de estricto interés empresarial. De hecho, la relación algunas de las asociaciones que se han manifestado abiertamente contra el planteamiento de la Junta de Andalucía están estrechamente relacionadas con algunas de las más importantes entidades financieras de este país.
Y para completar el marco global, aún quedaría mencionar el caso muy relevante de la institución que, hoy por hoy, es referencia y modelo para quienes creen que el arte contemporáneo tiene la capacidad de obrar milagros. Los más viejos recordarán en qué circunstancias se construyó y abrió el Guggenheim-Bilbao, en contra del criterio de todos los sectores relacionados con el arte copntemporáneo español (y norteamericano), incluyendo "expertos teóricos", "expertos plásticos", museólogos, periodistas independientes y hasta ensayistas "progres": todos estábamos de acuerdo en que no se podía construir (en sentido amplio) un museo tal como se hizo en aquel caso, de espaldas a todos los sectores mencionados. Con criterios tan "discutibles" se puso en marcha y pocos años después todos nos habíamos olvidado de tan negros augurios porque el resultado fue espectacular, al menos, para amplísimos sectores de la ciudadanía vasca.
¿Es posible que algún cargo de la Junta se considere la reencarnación de Thomas Krens? En un país con tantas carencias, donde suelen prevalecer criterios "anómalos", cualquier cosa puede suceder... pero mucho me temo que forzar la relación entre el no nato museo de Córdoba y el de Bilbao sería una solemne estupidez... Y aunque todo el mundo tenga "su idea" de lo que es el arte, para poner en marcha un centro como el C4 de pretensiones ambiciosas no basta con un genio dotado de mucha voluntad y una varita mágica; se necesita, ante todo, un equipo de trabajo integrado por personas bien formadas y conectadas con los circuitos internacionales, perfectamente articulado y dirigido por alguien con sentido común y las ideas muy claras.

Sintetizando

Los renglones anteriores han sido escritos bajo la presunción de que la Junta de Andalucía no pretende convertir el C4 en un "centro artístico" de rango provincial y confieso que, al volver a leer el texto de la convocatoria mencionado, no me ha quedado claro ese objetivo...
Sea como fuere, en un país democráticamente normal, poner en marcha un centro más o menos ambicioso de arte contemporáneo sería, ante todo, un hecho maravilloso, la apertura de una aventura de circunstancias inciertas pero siempre positivas y optimistas. En España, con ambientes políticos condicionados por la podredumbre y la endogamia, es natural que todos movilicemos nuestros recelos ante la posibilidad de que brote otro desaguisado... Y ya van unos cuantos.
Desde los ambientes artísticos y estéticos (lobby de alta cualificación estética) se desconfía de la presumible aparición de empresas intrusas que erosionen sus cada vez más escasas posibilidades profesionales. Desde los ambientes empresariales, seguro que son numerosos quienes buscan nuevas opciones de negocio; hace poco me hacía eco de las estrategias a medio y largo plazo de ciertas empresas de servicios... Desde los ambientes políticos... cualquiera sabe los condicionantes que mueven a quienes, según parece, sólo tienen clara la voluntad de perpetuarse en la poltrona.
Con estos condicionantes y teniendo en cuenta la previsible penuria económica de su lanzamiento, es difícil imaginar un desenlace feliz y armónico para los intereses de todos los sectores afectados: cuando se ponga en marcha, serán más clamorosas las críticas descalificadoras que las alabanzas.
Así, pues, al nuevo Centro de Creación Contemporánea de Andalucía no le vendría mal un nombre más sencillo y descriptivo, acorde con las cualidades formales que le insuflaron sus arquitectos: el avispero o si se prefiere, el Avispero de Córdoba...

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