lunes, 15 de diciembre de 2014

El Museo de Bellas Artes de Valencia

El museo lleva en obras desde 1986, cuando comenzaron los trabajos que seguramente culminarán algún día; cuando lo visitamos no se podía entrar en el espectacular patio Vich y en algunas salas.
En general, ofrece unas instalaciones magníficas en las que apenas destacan negativamente la amenazante presencia de los vigilantes: me gustaría saber en cuántas ocasiones habrán empleado las porras o las esposas que les revisten de cualidades surrealistas, dada la naturaleza esencialmente pacífica de quienes cruzan las puertas de los museos... No creo que la secular rebeldía de los escolares adolescentes lo justifique y tampoco que sean muy eficaces ante Andrew Shannon o ante la reencarnación de Mary Richardson, aquella mujer que en 1914 mutiló La venus del espejo, seguramente porque se sintió ofendida ante una pintura que enfatizaba el culo como la parte más "destacable" de la personalidad femenina.


Por desgracia, las piezas que más me interesan, las de entidad arqueológica, son, precisamente, las ofrecidas al público en circunstancias precarias. Entre ellas, destaca en primer lugar un fragmento de friso reempleado como bloque de mármol para realizar sobre el dorso una inscripción alusiva a la restauración de un templo, seguramente en tiempos del obispo Valentino Anesio (mediados del siglo VII). Por sus rasgos, muy erosionados, podría tratarse una pieza realizada durante el siglo I (d. C.), probablemente cerca del cambio de era.


Es muy curiosa la manera de ofrecer al público el sarcófago paleocristiano, "llamado tradicionalmente de San Vicente Mártir" (hacia el año 400), contando la visitante la historia del santo, como si nos encontráramos en un capítulo de "las edades del hombre". Por fortuna, en la página web correspondiente la explicación es menos confesional... Tiene particular interés la manera de aludir a referencias ornamentales arqitectónicas, tal y como se aprecia en la fotografía adjunta en la que vemos un pequeño capitel compuesto, perfectamente definido.



Es sorprendente el escaso espacio otorgado a la Valencia islámica, en actitud común con otros museos españoles, que hacen propia la voluntad de reescribir la historia que tanto gusta en la piel de toro. En ese contexto general, es sumamente "peculiar" el "texto de divulgación" ofrecido bajo el título de "civilización árabe":

"CIVILIZACIÓN ÁRABE
La conquista árabe del año 711 supuso el inicio y la implantación de la escritura cúfica en la Península Ibérica que se utiliza ininterrumpidamente hasta la llegada de los almohades a la Península en año 1147, momento en el que se introduce la grafía cursiva como escritura ornamental oficial"

Supongo que, en realidad, se refieren a la epigrafía árabe, no a la "civilización árabe"... Deseo creer que estas "anomalías" serán subsanadas cuando finalicen las obras en curso.

Existe un capitel "compuesto califal" muy estropeado al que falta la corona inferior de hojas. Existen muchos paralelos repartidos entre las grandes colecciones de este tipo de elementos (Museo de Córdoba, Arqueológico Nacional, Giralda, etc.). Por el carácter de los "acantos", que contienen hojas muy afiladas y estrechas, probablemente fuera realizado durante la segunda mitad del siglo X para los palacios cordobeses.


Por lo demás, el museo ofrece un paseo de especial interés para los aficionados al "asunto estético", que también pueden contemplar una buena colección de pinturas, de pinceles muy variados, entre los que destacan Sorolla, Goya y algún pintor "olvidado" como Vicente López, contemporáneo del aragonés, cuyas respectivas famas corrieron en direcciones contrarias: el valenciano triunfó en vida y hasta apareció en los billetes republicanos, mientras que Goya triunfó después de muerto... Cosas de la diosa Fortuna y, por supuesto, de la evolución de los criterios de valoración estética, que, para desazón de los idealistas dogmáticos, suelen adaptarse a las circunstancias culturales de cada momento.

Sorolla, Academia del natural (niño), Roma, 1887

1 comentario:

  1. A modo de breve inciso, quizás Mary Richardson, "aquella mujer que en 1914 mutiló La venus del espejo, seguramente porque se sintió ofendida ante una pintura que enfatizaba el culo como la parte más "destacable" de la personalidad femenina", también se sentía ofendida por una sociedad que, entre otras cosas, negaba el voto a la mujer...

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