sábado, 14 de marzo de 2015

Experiencia museística singular en el museo de Ciudad Real

Hace unos días se nos ocurrió dar una vuelta por Ciudad Real, por ver si, como dicen, es la ciudad más desangelada de España  (obviamente, lo dicen de otro modo). No puedo dar fe positiva ni negativa de un juicio tan poco prudente, pero me permitiré dejar testimonio de una experiencia museística de esas que garantizan la peculiar idiosincrasia de la sociedad española...
El museo de Ciudad Real está configurado mediante dos sedes, que materializan la tradicional separación entre arqueología y bellas artes. La primera ocupa un edificio de concepción arquitectónica poco afortunada y, como los fondos arqueológicos deben ser escasos, lo han “completado” con una sección de paleontología, que define lo más espectacular del conjunto.


Desde mis “manías”, apenas encontré otra cosa que un capitel romano muy erosionado, con la superficie del ábaco ahuecada, procedente de Villa de Puente de la Olmilla (Albaladejo). Conserva la estructura habitual entre los de orden corintio: no tiene collarino pero el labio superior del cesto está muy marcado; consta de dos coronas de hojas de acanto de diseño tosco, que se repite en el resto de lo apreciable (debió ser capitel “entrego” porque parte del capitel carece de talla fina). Aunque han desaparecido las zonas angulares exteriores, aún se aprecia el diseño de los conjuntos “interiores”, que ofrecen amplio cáliz y volutas de escaso desarrollo. Todo ello nos remite a fórmulas posteriores al año 50 d. C. , pero no muy alejadas de esa época. A mi juicio, lo más probable es que fuera tallado entre finales del siglo I y principios del II.
También cuentan con varios restos adjudicados a “época visigoda”, que, como de costumbre, debemos relacionar con la implantación del cristianismo más que con “las invasiones”. No es relevante la fase islámica, escasamente acreditada por algunos restos sueltos y por una puerta aparecida a principios del siglo XX. La cartela dice:
“Portada mudéjar. Procedente de la Aljama (barrio judío) de Ciudad Real y durante mucho tiempo se ha tenido como portada de la Sinagoga sin que sea posible confirmar ese extremo. Aparecida en 1915 en la c/ Libertad, frente al barrio Vicente Galiana”. 
Entiendo que acaso fuera buena idea para un museo arqueológico, acotar el uso del término “aljama”, con un poco más de precisión que el DRAE… 
Los pocos visitantes que había, se repartían por la zona paleontológica, donde los miembros de un grupo familiar se hacían fotografías entre "dinosaurios"...


La sección de Bellas Artes ocupa el antiguo convento de la Merced, transformado en Instituto durante el siglo XIX y remozado recientemente para adquirir una función expositiva, como de costumbre, condicionada por un diseño "escénico" poco acorde con la "neutralidad" que debería tener un museo para no modificar substancialmente la percepción las obras. Por lo demás... No creo que el planteamiento expositivo determine paradigma... 
Contiene obras de interés irregular que prefiero no valorar con excesivo detalle. Pero no me resisto a ofrecer una leve indicación sobre un cartel relacionado con Miguel Herrero, que explicaba su reconocimiento allá por los años sesenta del siglo XX, y que de mano de un reportaje de Sábado Gráfico (diciembre de 1966), dibujaba una situación demasiado alejada en el tiempo y en el espacio:

"Tres mil personas, ni más ni menos, desfilaron por “Da Vinci” el día que se inauguró la sala con “expo” de Miguel Herrero. El pintor llegó hora y media después de la apertura. Justamente cuando el tumulto estaba organizado. Una dama, iracunda, le dijo: “Oiga usted: si quiere entrar haga cola, como todos.” Un ladronzuelo, romántico él, descolgó uno d elos estupendos toreros de Miguel y quiso llevárselo. M.H. lo descubrió. Comprobó que era un verdadero aficionado a la pintura, y no solamente renunció al escándalo, sino que le prometió un apunte si volvía por la “mostra”. A las cinco horas de exposición había comprometido ya el ochenta por ciento de sus cuadros. J.K. Latorre decía, y con razón: Miguel, así conseguirás que hablen mal de ti todos los pintores. No te soportarán el éxito ni las ventas.” Y es que, salvo en las “mostras” monstruo de Picasso, nadie convoca más público ni tan importantes gentes como el fabuloso, universal y grande de nuestra pintura: M. Herrero”.

Joseph Kosuth había propuesto su One and Three Chairs en 1965. Contemplado el asunto desde nuestros días, no sé si da pena o risa una valoración tan alejada de la realidad cultural de mediados de los sesenta, cuando se estaban decantando fenómenos de gran calado, que modificaron substancialmente la línea evolutiva definida tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Así de desconcertados estábamos: en plena ebullición callejera, M. Herrero apostaba por un tipo de pintura relativamente próximo al idealismo bizantino, del que años después beberá cierto pintor, cuyo nombre no he olvidado, de fuerte sesgo dogmático...

M. Herrero, Dama bizantina, 1969
La visita por la sección de bellas artes fue sumamente cómoda porque no había nadie...
Entre paréntesis: al entrar, nos indicaron que no se podían hacer fotografías salvo en la zona de M. Herrero.

La experiencia museística singular

Como suele ser relativamente frecuente en museos de la mitad sur de España, volvió a plantearse un problema al que ya he aludido en otras ocasiones en este blog. Al parecer, los gestores de Castilla-La Mancha no han integrado en sus reglamentos el espíritu ni la letra del artículo 104 de la Ley Orgánica 2/2006 de Educación (apartado 3), que exime a los docentes del pago de la entrada a museos de titularidad pública:

"Dada la exigencia de formación permanente del profesorado y la necesidad de actualización, innovación e investigación que acompaña a la función docente, el profesorado debidamente acreditado dispondrá de acceso gratuito a las bibliotecas y museos dependientes de los poderes públicos. Asimismo, podrán hacer uso de los servicios de préstamo de libros y otros materiales que ofrezcan dichas bibliotecas. A tal fin, los directores de los centros educativos facilitarán al profesorado la acreditación correspondiente."

Por sugerencia de la persona que nos atendió, indiqué en unas líneas el contenido de dicho artículo en una hoja de sugerencias o reclamaciones que nos ofreció. Pocos días después, recibí en mi domicilio un correo certificado con acuse de recibo, en el que se me indicaba:

"Contestando a su reclamación de 14 de febrero en su visita a un Museo de Castilla-La Mancha, no cita cuál, hemos de comunicarle que el precio de entrada a los Museos se rige por la Ley Orden de 28/01/2014, de la Conserjería de Educación, Cultura y Deportes, reguladora de los precios públicos de los museos, archivos y bibliotecas gestionados por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. [2014/1360]"

Y continuaba recogiendo el artículo 4, alusivo a las "exenciones y bonificación del pago de entrada a los museos", que obviamente, no recogían lo indicado en el artículo 104 de la Ley Orgánica 2/2006, promulgada 8 años antes. Están exentos de pago los pensionistas, los parados y los miembros de las asociaciones de Amigos de los Museos; asimismo, es gratuita la entrada los días 18 de mayo (día Internacional de los Museos) y el 31 de mayo (día de Castilla-La Mancha). La carta, aparentemente redactada por un "servicio de consultas",venía sellada pero sin firma.
Aunque en puridad jurídica, creo que las leyes regionales no tienen por qué subordinarse estrictamente a las Leyes Orgánicas, me pregunto si no sería razonable que, dado el carácter de éstas, todas las autoridades, ya fueran regionales o locales, se sometieran a ellas, aunque sólo fuera por no dar la imagen de reinos taifas que en ocasiones ofrecen las administraciones autonómicas. Y es que, dejando al margen consideraciones perversas, esta circunstancia "sorprendente" seguramente sólo tiene una razón: quién redactó la ley regional desconocía el contenido de la Ley Orgánica y, de acuerdo con los principios políticos que parecen regir en este país, a pesar del refrán popular, es más sabio disimular yerros que reconocerlos.
También me sorprendió que en la carta me advirtieran que no indiqué el museo al que me refería... Reconozco que no presté mucha atención a rellenar la hoja de sugerencias y reclamaciones, pero me parece extraño que el papel llegara al servicio de consultas de la Conserjería de Educación, Cultura y Deportes sin remite...
En todo caso, creo que no tiene ningún sentido cobrar por visitar museos como éste, que en la actualidad, son poco atractivos para el público...

Balance

Más allá de la anécdota de fondo institucional "cutre", sería exagerado decir que Ciudad Real es una de las ciudades más atractivas de España; no obstante, es de justicia reconocer que es agradable de pasearla y que, al menos, cuenta con un restaurante donde se come magníficamente a un precio muy razonable. Por lo demás, acaso interese al lector aficionado a los asuntos estéticos que cuenta con otro museo, dedicado a la obra de Manuel López-Villaseñor, alojado sobre la casa natal de Hernán Pérez del Pulgar... Sólo para quienes se consideren próximos a los matices existencialistas y pesimistas de la pintura académica española (madrileña) del tercer cuarto del siglo XX. No permiten hacer fotografías.

2 comentarios:

  1. Agradezco tu texto tan solo por descubrir la obra de Manuel Lopez Villaseñor , muy interesante y que me hace comprender ciertas tematicas frecuentes y reiterativas de algunos pintores españoles de ese periodo , y que no sabia de donde habian salido , y que no se dan en otros paises.Me llama la atencion que no este mucho mas reflejado por ello en museos y catalogos como una figura de mayor relevancia al ser iniciador de una corriente importante.

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    1. Las corrientes académicas no existen porque, según los grupos de formación específica en teoría estética contemporánea o en arte contemporáneo, sólo producen "artesanía".

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