lunes, 17 de abril de 2017

La torre de Pelli en Sevilla

Y el discreto perfil de Sevilla, ciudad diseñada urbanísticamente por Satanás, cambió radicalmente no sé si para recordar a las generaciones futuras lo que fue la EXPO del 92 o para ofrecer un testimonio de potencia viril del poder financiero. El proyecto de César Pelli asegura respuesta adecuada las peculiaridades climáticas de Sevilla, en contexto de elevada sostenibilidad, tal y como se exige a la "buena arquitectura" de nuestros días: puede que el gran cipo, de sección elíptica, urbanísticamente sea un mojón, pero si es ecológico, pierde las connotaciones negativas para transformarse en "torre de Sevilla"... Me ha sorprendido la escasa mordiente de los comentarios de los sevillanos, siempre proclives a las chanzas y los comentarios ingeniosos. No comprendo cómo no se le ha ocurrido a nadie relacionar el rascacielos con cierta escultura de Chillida dispuesta sobre el cerro de Santa Catalina, en Gijón. que los lugareños llaman el "Cagaderu de King Kong"; y por supuesto, hacerlo con gracia sevillana, no a las bravas, tal y como imponen mis limitaciones.


Desde que la idea se puso en marcha y mientras quienes ponían el dinero debatían si debía ejecutarse completamente el proyecto original o no, dio tiempo para que los sevillanos hicieran cábalas sobre las consecuencias que tendría colocar, precisamente en aquel lugar, de concepción urbanística "peculiar", un gran centro comercial y un hotel de superlujo. Y, de momento, el resultado no infunde juicios muy positivos.
Reconozco que también me ha sorprendido la pasividad municipal. Desde las peculiaridades de la isla de la Cartuja, se podrían haber hecho muchas cosas, al menos, para dar más opciones de circulación y aparcamiento...
Lo visitamos hace unos días por hacer unas fotos y por entrar en las dependencias socioculturales de la entidad financiera que ha puesto el dinero, y la experiencia fue desconcertante, porque las expectativas eran altas, obviamente, dado el prestigio del estudio de arquitectura involucrado.
Como continúan trabajando en la zona comercial, que compensa horizontalmente el diseño global, aún no existe comunicación entre el aparcamiento de la torre y la zona "cultural", por lo que el visitante ha de enfrentarse a las maravillosas peculiaridades del sol sevillano y rodear el complejo... Me acordé de las penalidades sufridas cuando, hace mil años, recorrimos el mismo espacio lúdico de la EXPO, entre aglomeraciones y sudores tunecinos, que no mitigaban los "ingeniosos" sistemas de refrigeración. Supongo que esa anomalía desaparecerá cuando las obras finalicen, porque de otro modo...


En lo poco que nos permitieron contemplar por el interior, advertí algunos detalles chapuceros derivados de los despieces impuestos por las formas circulares; son los inconvenientes de desafiar la lógica de escuadra y cartabón.
También nos sorprendió que al abandonar el aparcamiento y tomar una de las rampas de subida, el automóvil se golpeara estrepitosamente en los bajos... Han de ser las cosas de la "buena arquitectura", por supuesto, ejecutada como corresponde al buen hacer de nuestra industria, que no podemos comprender quienes no somos receptivos a la delicadeza de la elipse y al armónico diálogo que la torre mantiene con el resto de los edificios "verticales" de Sevilla como la Giralda que, según dicen, contempla el hito entre perpleja y acongojada. En todo caso, si alguien se molesta por esos detalles "sin importancia" que vaya en autobús. Sólo me queda un reparo, que no puede ocultar el armario de la ironía: no sé como se van a tomar los clientes del hotel de superlujo que el Tesla restriegue por el asfalto sus delicadas intimidades, porque es común que los usuarios de automóviles caros y potentes proyecten en ellos cualidades muy personales.


Por lo demás... las exposiciones del entidad financiera, dentro de los parámetros habituales, aunque, paradójicamente, el espacio expositivo no ha quedado tan redondo como en el edificio de Herzog y Meuron. Es de suponer que cambien para mejor las cosas cuando el edificio esté acabado.

Adenda

Acabada y publicada la entrada, me llega el siguiente chascarrillo:

"Le pusieron el trono en Gijón, pero King Kong, que no es tonto, plantó el pino en Sevilla"

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