lunes, 30 de junio de 2008

Por el altruismo y los valores en el arte.

Por Andrea López Montero

Parece que, ¿hoy en día?, cultura y humanidad suponen un matrimonio imposible, al igual que altruismo y triunfo personal, cual enemigos sin declarar.
A raíz del “coloquio” del martes 17 con “artistas no integrados” (es decir, que no se ciñen al recorrido artístico óptimo para su reconocimiento internacional) y constatando, en primer lugar, mi admiración hacia los mismos y su entrega al arte, sin dejar de destacar las intervenciones de Santiago como elemento de atención a la realidad.
Quisiera por tanto resaltar temas mencionados, que considero esenciales, por aquello de que lo hablado no caiga en el olvido, y posibilitar también el acercamiento a algunos aspectos vistos buscando distintos puntos de interpretación de los mismos.
Quizá sea una mera impresión, algo que parece preocuparnos a los “no iniciados” o quizá sea la preocupación constante que adolece al arte del siglo XX, ahora XXI. Quizá nos toca entristecernos por lo perdido, quizá se hayan entristecido antes.
Lo que creo incuestionable es que ya es hora de reclamar el sentir, de no esconderse de aquello que nos hace humanos.
De no engañarnos, de ser conscientes y consecuentes. Ya lo decía Miguel Ángel Regó en su artículo Arte Científico, ignorar el gen egoísta para convivir, vivir.
Necesidad del artista comprometido con su obra, sincero para con ella, humano para consigo.
Pero ¿es suficiente la autocomplacencia para subsistir en la vida real?: es posible ser altruista sin ser tachado de gilipollas, ¿en la época de la competitividad y el descrédito a divergir? Conformarse con hacer aquello que considera sincero y real en cuanto artista-obra ¿con independencia a externos?
¿El ego del artista le permite un sincero altruismo para con su obra? O, ¿en un intento de altruismo se convertirá en “nuevo dogmático” de consideraciones personales, con el endiosamiento que el contexto artístico le otorga?
Hasta qué punto la necesidad de reconocimiento social pasa por acabar con la personalidad individual para encajar a nivel global o grupal, porque, en el ilícito caso de contar con un ego inexistente o estando este sujeto a consideraciones ajenas (consideraciones qué, en su mayoría, son hijas del capitalismo y el liberalismo, y por tanto dadas a la burla y el descrédito ( o categorización de inferioridad) a aquellos que se muevan por valores humanos, (que no globales e instaurados en lo no gubernamental por las no instituciones que permiten que este sistema se mantenga) ¡cuan elementales y conformistas, qué poco válidos para el mundo de la competitividad y el desarrollo personal!)
Quizá sea demasiado dictatorial juzgar esa necesidad de reconocimiento popular como derivada, o provocadora del derivarse en una experiencia artística o una calidad en el arte desde el reconocimiento/experiencia visual exclusivamente, para a la vez que se opone al conceptualismo imperante, ser aceptado, rebajando el arte a un mero acercamiento perceptivo/visual y negándole ( para dicha aceptación masiva) la complicación y bagaje cultural que indudablemente ( y como se pudo constatar dada la bibliografía recomendada) lo acompaña.
Y haciendo quizá (de manera inconsciente) de dicha experiencia visual perceptiva un discurso dogmático de esta trasladando la percepción del individuo que crea al general.
Que, para que llegue a ser reconocido, en entretener (solo, dado que es un valor que a de conceder el arte indudablemente pero no únicamente) por la experiencia artística, en un intento de salvar ese valor de entretenimiento necesario (y como ya he dicho incuestionable, valga recordar las palabras de un afamado historiador hace poco en el País) que participa del arte, sea su único fundamento haciendo del arte exclusivamente entretenimiento.
Arte entendido como entretenimiento que conlleva la consideración de la tauromaquia como arte, entre otros ejemplos y por seguir con lo mencionado.
Si negar lo indudable, en cuanto a su categorización de alta cultura, nos lleva a simplificarlo y eliminar sus virtudes, adaptación aunque sea desde un intento positivo (la entrega al arte por parte del creador que he mencionado y elogio en ambos, Arturo Prins y Serzo) nos lleva a matar la mitad de su realidad y existencia, aquel misterio de incertidumbre, guiños que enamoran, nos llevan a querer saber más, lo vuelven adictivo. No estamos abogando así por humanizarlo de nuevo o salvarlo de la pérdida de valores de carácter real e indudables, sino unificando sus salidas en una sola, no haciendo justicia a lo que el arte es.
Acercarlo al general de manera ligera, descafeinada.



Destacar como esencial la frase de Serzo: no se trata de popularizar la cultura en tanto que culturizar al pueblo, siendo esta segunda opción la idónea (sin dejar de lado lo que los nuevos medios posibilitan para esta tarea).
Y sin caer en el error de calificar de cultura lo que no es humano sino meramente teórico, o categorizar de cultura al conocimiento de la vida desde un acercamiento rural, que si bien más humano no puede ser equivalente, pero si necesario en cuanto a rescatar dichos valores.

lunes, 23 de junio de 2008

PHotoEspaña08 y otras fotos

Por C. Bandera Gallego

Se conoce que rondan por ahí 69 exposiciones dispersas que constituye el festival de fotografia que se viene celebrando todos los años, y en el que participan 254 artistas de diferentes nacionalidades entre ello Albert Corbí
He conocido a Albert Corbí en la revista El Cultural del pasado 11 de Junio y me he interesado por su fotografías que ha obtenido el premio de dicha revista.


"Proceso de sellado de 3 ventanas con cinta adhesiva para evitar la inundación”"

En un primer momento se puede pensar que se trata de un barrido fotográfico, las luces se vuelven horizontales, se dispersan formando líneas, transmitiendo cierto movimiento... Pero no es así , al parecer el efecto se ha logrado colocando cinta por cinta cuidadosamente. No sabemos si el premio se lo dan al autor por la gran paciencia demostrada al colocar, tan bien colocadas, dichas cintas; por la calidad de la imagen (que hay que reconocérsela, en cierta forma , y que se encuentra en esas cintas que parecen traducirse en filas de instantes donde el trasluz va creando matices de gamas tonales que van del amarillo a una gama de grises azulados, simulando una trama de sombras y luces discontinuas, resultado de una construcción laboriosa ), por la obra artística conceptual o por el discurso de Corbi acerca de esta :“Aquel proyecto consistía en sujetar arquitecturas mediante cinta adhesivas: me interesaba la idea irónica y trágica de intentar sujetar algo que parece muy sólido con algo sumamente frágil Y cuando realizaba ese trabajo se me ocurrió la idea de vincularlo a la idea de la sociedad liquida. Si la sociedad es liquida nosotros estamos dentro del liquido y empecé a buscar relaciones que yo podría tener con él. Lo fundamental era impedir que me diluyera. Por eso empiezo a desarrollar esa idea de sellar ventanas (...)yo sello y soy yo quien desarrollo un esfuerzo durante un tiempo, conlleva un coste económico", ( no es para tanto, en los chinos las cintas de carrocero están a 1€). La cuestión es que se mira la foto, se lee el titulo, que prácticamente puede considerarse como el 50% de la foto y entonces se produce el continuo retorno de la foto al titulo y del titulo a la foto: y ahí está, el autor lo ha conseguido, ha captado la atención y deja bloqueado al ingenuo perceptor. Primero porque no hay inundación, segundo porque si la hubiera con la forma de poner las tiras adhesivas no serviría de nada, y tercero porque la idea irónica de sujetar lo solidó con lo frágil, no es irónico ni trágico, es cierto, con frecuencia lo frágil sujeta a lo sólido por aquello de que más vale “maña que fuerza” luego no es nada irónico, y es más, posiblemente ni la sociedad sea completamente líquida, solo un poco tal vez...
Para terminar, nos dice Corbí :“Es fundamental mirar a Velázquez y preguntarse que es real y no lo es”. Esta afirmación plantea bastantes interrogantes: Qué es real y no lo es ¿dónde? ¿en los cuadros de Velázquez ? Y la realidad es que Corbí ha comprado cintas de carrocero las ha puesto todas seguiditas en una ventana como se le ha ocurrido, le ha hecho unas fotos, lo han premiado y él se ha disuelto en la liquidez....económica. Lo dicho, es fundamental mirar a Velázquez y preguntarse que es real y no lo es.

jueves, 19 de junio de 2008

Viejos y nuevos ritos

El otro día regresé a la catedral vieja de Vitoria (la nueva es del siglo XX), aquella que han convertido en un excepcional museo de arquitectura gótica… o, tal vez, en un “parque temático” de arquitectura gótica... ¿No es lo mismo? Es difícil emplear el término adecuado... Los viejos ritos dejan su lugar a otros nuevos. Los sacerdotes han sido sustituidos por empleados de una empresa de “interposición” (antes decíamos "de pistoleros"), que cobran la entrada y definen las pautas de conducta a seguir en el interior saturado de andamios, puntales y arriostramientos: En primer lugar es preciso ponerse una cofia blanca (cuestión de higiene); sobre ella, un casco de plástico también blanco, que devolveremos a la salida: se trata de una medida preventiva acorde con la situación del edificio "en obras", y con la normativa vigente en asuntos de "higiene y seguridad en el trabajo"; debemos permanecer agrupados (de nuevo, la pasividad ovina), no se puede hablar en voz alta, hay que tener sujetos a los niños, se prohiben los movimientos bruscos sobre los andamios y ¡cómo no! está terminantemente prohibido hacer fotografías… Ante la pregunta provocador, la cicerone (¿o “cicerona”?) nos explica con palabras cargadas de sobreentendidos políticamente correctos que no se trata de preservar el espíritu de la catedral ¡qué barbaridad! sino de evitar la divulgación de “datos inéditos”. Al parecer, "los datos" son patrimonio exclusivo de quienes los obtienen. Todo el mundo conoce el origen divino de la propiedad privada de "los datos". La joven uniformada explica con desenfado pero con frialdad de androide la letanía histórica prediseñada para aborígenes curiosos y guiris idiotas. Nos explica que la catedral fue construida por iniciativa de un “rey castellano”… En el contexto del discurso deduzco que si se hubiera tratado de un “rey vasco” la edificación no hubiera tenido tantos problemas de conservación… ¡Qué chorrada! Las catedrales góticas fueron producidas en el contexto de un movimiento religioso y cultural con epicentro en Francia… ¿O tal vez, en Donosti? Recomiendo visitarla con tapones en los oídos y cara de lerdo para experimentar la magia de un edificio que, por su estado, me recordó el cuerpo de Frida Kahlo, bestialmente encorsetado con ortopedias metálicas. E imaginé que acaso ambas prefirieran sobrevivir aunque fuera pagando el precio de la atroz incomodidad… ¿Para dar testimonio de náusea “sartriana”? ¿En quén han quedado las pretensiones trascendentes del abad Suger?

Lo mejor: la portada; lo más interesante, aunque deprimente: el nuevo rito... De vuelta en casa, me asaltan pensamientos turbadores… Francamente, prefiero tratar con sacerdotes lacónicos o histéricos o con monjas resabiadas antes que con “guías” de estas empresas de gestión, por lo general, aburridas, desmotivadas, casi deshumanizadas, y de verbo torpe.
Honor para al cura de Wamba, encabronado con los periodistas y las guiris morbosos que le obligan a enseñar el “osario camboyano” dispuesto en una habitación próxima a la iglesia que, según sus propias palabras, cualquier día manda a la basura. Un recuerdo entrañable para el “cariñoso” sacristán de cierta catedral de el norte de España (acaso ya esté jubilado), que se empeñaba en pasar el brazo por los hombros de los visitantes varones… O, incluso, loor para la concejala de cultura de Briones, que aprovecha la explicación a los visitantes curiosos para lanzarles sus soflamas políticas… Todos ellos son infinitamente más interesantes y, desde luego, mucho más humanos...
Y se apodera de mi ánimo una conclusión lacerante: es preferible que los edificios religiosos del Patrimonio Histórico Español sigan siendo gestionados por el estamento eclesiástico.

jueves, 12 de junio de 2008

Contradicción conceptual. ¿Quién dice qué?

Por Andrea López Montero

Tras el artículo leído esta mañana en el diario El País sobre el Premio Velásquez de Artes Plásticas 2008 y con la desconfianza heredada, ante una segunda lectura y la falta de información, he ampliado la misma. Ahora vengo a resaltar alguna que otra curiosidad que regala lo conceptual.
Haciendo un resumen del galardonado, el premio ha sido dado a el brasileño Cildo Meireles, representante clave del arte conceptual; coincidiendo con la exposición que va a dedicarla la Tate Modern de Londres (14 octubre-11enero) comisariada por su director, el español Vicente Todolí. Coincide también con el papel destacado de Brasil en la feria de ARCO este año. Casi podía preverse.
Reconocido mérito internacional, galardón a nivel nacional. ¿Huevo o gallina?
Nacional por aquello que dice el Rey del peso de la cultura española en su proyección americana… por andar algo escasos de españoles para el ámbito internacional, bien que se entregue a nuestra proyección americana. Viene de lujo, nos cae cercano, en ésta si.
Aunque no se salva del requisito esencial para nuestras instituciones, consideración internacional reposada, por la seguridad de nuestros críticos. Curiosa mención a Juan Muñoz…
Sin hablar de su obra, que desconozco, resaltar el peligro que las palabras y el discurso conllevan para con la realidad.
Pareciera que hay que ser nihilista para incidir socialmente, aunque obra propia y concepto naveguen por otros derroteros.
Resumiendo lo leído acerca del artista: “interés entre lo sensorial y cerebral, cuerpo y mente” “reflexión sobre distancias y fronteras” “mensaje de protesta contra la dictadura militar”, “objetos filosóficos”.
Títulos de los que se entienden un arte para el cambio, de contenido protesta. Utilidad, intento de, ideas comprometidas, conceptos esenciales hoy.
Obra que se contrapone, sin embargo, con el discurso personal del artista que se contrapone para con su obra, la presentación oficial de la misma, y en si mismo.
Desde la frase que justifica la existencia del presente y titular del ABC.
“El arte es una especie de inutilidad indispensable”.
Si lo inútil es dispensable, dado que no sirve para nada ni cumple función alguna, ¿cómo algo inútil puede ser indispensable?, por no decir, ¿arte inútil, sin ningún interés o peso en la realidad?
Personalmente, creo que hay pocas cosas que puedan alcanzan, que puedan traer/producir provecho, comodidad, fruto o interés. Por quedarnos en lo que útil es para la RAE, dado que citar todo lo que trae/produce nos llevaría una vida y sería distinto en el orden privado del individuo. Inútil no, en cualquier caso, aunque solo sea por generar respuesta, ya sea negativa, positiva o de supuesta indiferencia.
Aunque quizá quedándose en el texto de O. Wilde del margen del blog…
“La sola excusa de hacer una cosa inútil es admirada inmensamente.Todo es completamente inútil.”
En cualquier caso, resulta curioso que le dedique la vida entonces a producir inutilidad… indispensable… Espero que solo sea intento fallido de parafrasear una ideología que se entiende en la creencia del arte por el arte ( palabras del artista:”soy más partidario del modelo norteamericano…), que si bien no comparto sería algo más respetable que las palabras vacías y contradictorias.
Resaltar: marca como prioridades para Brasil la educación, la salud y el salario, aunque sin contemplar en ellos el arte, justificado en la frase mencionada. Dice además que el arte debería ser un compromiso del capital privado y no del gobierno. Por tanto, traslada arte y su papel en la cultura a mero objeto de mercado (en que ya adquiere utilidad) y obvia al gobierno de ese compromiso del Arte y la cultura para el conocimiento social de Brasil, al cerrarle las puestas a su difusión popular.
Se contradice en palabras (que no en su obra) con lo premiado por Don Juan Carlos, quién hablo de «un artista sólido, una figura de gran relieve y alcance internacionales que, desde sus orígenes, ha influido en el mundo entero. Su trayectoria artística está presidida por el rigor conceptual y el compromiso social. Su propósito ha sido siempre crear un arte que se interroga sobre su propio valor y que se instala en el corazón de nuestra vida cotidiana». «Meireles expresa preguntas, al tiempo que sacude nuestras conciencias, en una interacción continua. Crea experiencias y viajes, en los que brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestro lugar y destino.”
Y el Ministro de Cultura: «ha sabido reinterpretar los parámetros del arte occidental desde un punto de vista crítico y desde un compromiso social muy amplio. Sus obras están marcadas por la libertad de formas y de la imaginación; por el rigor conceptual y arquitectónico, y por la solidez de su contenido ideológico»
Para finalizar, las últimas palabras del artista: la manera en que el arte puede combatir el poder «es mínima, pero permanente. A los 20 años crees que puedes hacer una revolución con el arte; ahora ya no».
¿Es solo un papel adquirido para el discurso, o dicho testimonio constante la decepción en que deriva la práctica del arte y la vida hoy?
Si los propios artistas no creen en el arte, en lo que mueve y representa, en su poder y su carácter prioritario (el arte existente en todas las culturas con independencia a la etapa de desarrollo en que se encuentren), si no exigen al arte eso…
Realmente su poder para cambiar las cosas vive solo el la ilusión de unos cuantos? ¿Un sueño compartido con fecha de caducidad?

Por añadir una última reflexión entorno al arte conceptual que no creo tan dramático y dañino como se intenta en algunos ámbitos, ni una maravilla innovadora. No es tal que la idea prime sobre la realización técnica, siempre y cuando dicha idea pueda entenderse en la obra y no necesitar de si prima la reflexión de la obra, la idea, el concepto que transmite.
Si la obra en sí no consigue provocar ese concepto o idea que justifican su existencia, y necesita de algo más que unas simples directrices para su entendimiento, si necesita del discurso prolongado para su entendimiento, para hacer de la obra una percepción dogmática e igualitaria que hace ley la percepción del artista sobre su obra y descalifica al espectador como individuo perceptivo, único y original, esencial, volviéndolo elemento de repetición mecanizado de una sola interpretación.
¿Qué sentido tiene entonces hacer arte? ¿Qué reflexión puede conllevar si todas las respuestas vienen dadas?
No hacen sino del arte nueva religión, que exige y ciega al espectador. Además, una religión cuyos dirigentes son inseguros de las creencias y discursos que transmiten.
Desde luego es necesaria la crítica a todos los niveles, siendo sincera y real. ¡Ay si las palabras que recogía la prensa hoy de Bob Dylan fuesen ciertas!: “Admite que en comparación con el mundo de la música, lo poco que conoce del mundo del arte le parece “que está formado por gente honesta, que te dice directamente lo que piensa”.

sábado, 7 de junio de 2008

Rodin desde el otro lado de la cama

Por Carla Delgado Alonso

La Fundación MAPFRE muestra estos días, en Madrid, una exposición sobre Rodin que, si bien no es de gran interés atendiendo a la escultura, nos muestra una colección bastante importante de los dibujos que realizó en los últimos años de su vida, los cuales reflejan de forma exacta su obsesión por la sensualidad y el cuerpo desnudo, generalmente femenino.
Tras fijarme en los modelos que Rodin emplea y el trato que da a la figura femenina, he querido, sin por ello empañar la persona del escultor, recordar a una de las mujeres que fue aprendiz de Rodin y, que a mi parecer, no desmerece el título de gran escultora al lado de su maestro en ningún caso; se trata de Camille Claudel.
Rodin nació en París, 24 años antes que Claudel. Su obra, dividida en dos, (una parte de escultura decorativa y otra más popular, transgresora y de mayor trascendencia), siempre otorgó mucha importancia a la anatomía, no empleada de forma proporcional y clásica sino con fines psicológicos, es decir, modelada según el sentimiento que el escultor quería plasmar en cada figura. Esta característica, junto a la técnica de esculpir alrededor de la figura para no descuidar ninguno de los puntos de vista, fueron rasgos que Camilla hizo suyos, tan cuidadosamente como su maestro.
Rodin y Camille se conocieron en 1882 cuando el primero comienza a supervisar el trabajo en el taller donde ella era aprendiz. Desde el primer momento, Rodin reparo en ella y pudo apreciar en su obra rasgos de la suya propia, quizá por esto creyó encontrar a su alma gemela. Camille, como Rodin, se deshacía del academicismo para dar a sus figuras movimiento y emoción, de ahí que ésta estuviera presente y fuera partícipe de algunas de las obras del escultor.
Claudel pasó a ser la amante, musa y ayudante de Rodin, lo que pudo ser su perdición, pues la figura de su maestro ensombreció toda su vida y su obra posterior. Posó para él, de forma que su rostro y su cuerpo fueron reconocibles en las figuras del escultor. Además de esto, ambos sirvieron de inspiración, el uno para el otro, en las obras que realizaron durante y después de su romance.
De esta “unión y desunión” nacen obras como El beso y El eterno ídolo de Rodin, cargadas de gran sensualidad y emoción, y Sakountala (El abandono) y La edad Madura, que simboliza la ruptura de la pareja, de Camille. Debido a la cantidad de características que comparten sus esculturas,(sobre todo de esta época y temática pues posteriormente Camille se vería también muy influenciada por la cultura japonesa), para un ojo inexperto, no sería difícil confundir obras de ambos artistas. De hecho existen esculturas que aparecieron en el taller de Rodin, que inicialmente se le atribuyeron y que resultaron ser de Claudel. Puesto que Camille se sentía humillada por la sombra de Rodin y a menudo sus obras eran criticadas por parecer que las había hecho el propio escultor, tras 15 años de relación con éste, comenzó a trabajar de forma independiente. Pero el odio hacia Rodin, que nunca abandonó a su compañera sentimental y la gran rivalidad que creció a lo largo de los años entre los dos escultores destrozaron la vida de la artista, que sufrió desequilibrios psicológicos, y su obra, que ella misma se encargaba de destruir cuando realizaba.
Camille ingresó en un sanatorio que nunca volvería a abandonar, a pesar de dar muestras más que importantes de lucidez. Desde allí escribió que su encierro se debía a una maniobra de Rodin, que según apuntó, “tenía una única obsesión, que una vez muerto, yo progresara como artista y le superara. Necesitaba creer que después de muerto, seguiría teniéndome entre sus garras, igual que hizo en vida”. Fueran delirios paranoicos o una maniobra de su familia, que jamás aceptó su condición de artista, o incluso del propio Rodin, lo cierto es que, sin volver a esculpir, Claudel pasó a la historia como la amante de Rodin, es decir, “entre sus garras” y no como una de las mujeres más transgresoras de una época en la que las artistas, y sobre todo las escultoras, no tenían cabida. Me gustaría resaltar, para terminar, que Camille Claudel no fue una gran mujer detrás de un gran hombre, como muchos se empeñan en decir, sino que la unión Rodin-Claudel fue indispensable para el desarrollo de ambos como escultores, es decir, fundamental para las características de las obras de cada uno e innegable para la importancia de ellas.

La monumentalidad en el arte feminista.



Por Andrea López Montero

“Los hombres blancos heterosexuales detentaban un control tan absoluto sobre todas las formas de actividad cultural, que era literalmente imposible imaginarse un mundo en el que no fuera ése el caso. Hoy, en el umbral de una sociedad en la que, por vez primera, género, color de piel o preferencia sexual no suponen diferencia alguna en cuanto a lo que el individuo es capaz de alcanzar”. Del texto: Sobre feminismo: post-, neo- e intermedio de Dan Cameron.
Pero en la realidad, ese individuo “indiferenciado” en su papel social solo aspira a aquello diseñado, establecido por y para el masculino heterosexual.
El igualarnos en todos los aspectos dentro de una sociedad creada para la satisfacción y realización del hombre, no conlleva sino a que las diferencias sociales pasen a comportarse y perseguir las mismas metas de éstos.
Y, en vez de buscar la justicia para las diferencias y la vida acomodada a las mismas, éstas se integran y supeditan al modo de vida establecido, orgullosas del logro con la inconsciencia de no conseguir el respeto a identidades, sino su integración. Se obvia la diferencia para facilitar una igualdad inadaptada.
Y en ese contexto, las mujeres orgullosas de poder hacer y ser respetadas (aunque sea como hombres), acaban rechazando o aislando características femeninas, que adquieren connotaciones negativas a la hora de conquistar la igualdad (aunque, si bien es cierto, en ocasiones son un arma de manipulación ante el desconocimiento de otros grupos sociales).
Y en su comportamiento social se revelan contra los signos masculinos, atacándolos y repiten la dinámica de querer estar por delante, de imponer su derecho e imponerse. En una crítica a lo recibido del hombre dan una respuesta similar a la criticada.
Y eso es lo que ha hecho una argentina afincada en París: proyectar una enorme vagina-transporte en protesta contra la dominación de los símbolos fálicos en la sociedad.
La artista Mimosa Pale, en el festival Amorph!08 (noveno Festival Internacional del Arte Performance, organizado en París y Helsinki de mayo a agosto de este año) ha presentado para el espacio público este enorme genital femenino de silicona rosa, que además lleva a los ciudadanos que así lo deseen a recorrer la ciudad, dado que es, simultáneamente, una bicicleta.
Del acto se dice que “el monumento al movimiento feminista ha sido surrealista y al mismo tiempo un trabajo muy humano de arte, que habla al mismo tiempo desde el status publico y personal.”
Desde luego, no se si encuentro rasgos de la sutileza femenina. Las mujeres en la dinámica de comportarse como hombres, son muy machos.
No se qué se interpretará desde círculos feministas, aunque intuyo que no un rechazo.
Aun así mencionar palabras del artículo: “El arte y la mujer en las primeras vanguardias. (Raquel Castañer / Isabel Gil Cebrián / María de Perinat, 1997 Facultad de Bellas Artes - Universidad Politécnica de Valencia)”
“¿Existe realmente un arte femenino? Partimos de un principio basado en los hombres y mujeres crean de una forma distinta. ¿Por qué? Primero, porque la intuición femenina funciona por encima de la del hombre. Segundo, porque a la mujer le ha costado mucho la oportunidad de expresarse y se implica más en el proceso creativo. La mujer, sin embargo, tiene menos pudor a la hora de transmitir sus sentimientos.”
¡Ay del sentimiento del arte! ¡Ay de la belleza! Desde luego, pudor lo que se dice pudor… ahora que, dado el tiempo de silencio y represión ¡que haga todos los órganos femeninos descomunales que le sean necesarios para quedarse a gusto! ¡Faltaría!
Y por finalizar, que respuesta suscitará este objeto artístico a los ciudadanos/as (¿ciudadanas/os?) finlandeses. Si resultó “curiosa” la actitud ante la parada de imágenes de Verhoeven ¿cómo será encontrarse con esto al girar la esquina?

Los tres cerditos y el lobo.

Versión libre de María Luisa Aséns.

Empiezo diciendo que esto es una “parida”, en el más filosófico sentido del término, esto es, una “metáfora fundante”, que con permiso de P.Ricoeur, y de alguno de mis maestros de la academia sociológica, defino como un punto de vista único a través del cual miramos la realidad. Perdón, pues por esta “unicidad” de miras, por este filtro polarizador, pero solo tengo una “vida” desde la que percibo, siento y pienso.
Pues bien, vamos a mirar un trozo de la realidad, eso si un trozo, porque la realidad es “muy enorme,” con mi cuento de los tres cerditos y el lobo.
Según Bruno Bettelheim este cuento trata de la elección entre “el principio del placer y el principio de la realidad”, en términos psicoanalíticos. Los niños (¿solo los niños?) aprenden que no debemos ser perezosos ni tomarnos las cosas a la ligera, porque, si lo hacemos, podemos perecer. (Toma pincelada educativa firme y clara).
Aunque en el cuento original, no se plantea así, en mi versión los cerditos son distintas facetas de la realidad y el lobo una condensación de las fuerzas y pulsiones del placer. Utilizo esta licencia narrativa, para facilitar la construcción de un texto (en el sentido más literal de la palabra, sin connotación deconstructiva alguna), que diga algo sobre arte y educación. Y para ello me ha parecido que un cuento es, al menos formalmente, una buena manera de acercarse al tema.
Y ahora nos toca desvelar el misterio. ¿Quiénes son mis tres cerditos? Y ¿quién el lobo? Mis tres cerditos son, ¡atención¡: “la biología”, “el contexto social” y “la educación”.
Y el lobo.....: pues no podía ser otro que “el arte contemporáneo de vanguardia”.
¿Decepcionado?. Si la respuesta es: no, estupendo. Si la respuesta es si: aplíquese, que ya es hora de tener más o menos equilibrada la tensión entre el principio del placer y el de la realidad. Esto es lo que hay.
Mis tres cerditos van a construir casas, como en el cuento, pero no voy a distinguir quien es el menor o el mayor, (ya se sabe que hacer distinciones en razón de la edad es discriminatorio), y en mi cuento no van a construir tres casas sino una, y de forma comanditaria. Los tres cerditos del siglo XXI saben lo que es una UTE (unión temporal de empresas) aunque no hayan estudiado en Harvard, ni en la LSE (que todo el mundo sabe – aunque nos se sepa cuan grande es ese “todo el mundo”- que es la afamada e influyente London School of Ecnonomics), pero si en la escuela de la vida, que si tienes calma, eres receptivo y un poquito inteligente (¿quién no lo es?), pues aprendes un montón de cosas, incluido lo de que trabajar en equipo –versión popular de UTE- tiene sus ventajas.
Eso sí, lo que cada cerdito aportó a la construcción de la casa [en esta versión rápida del cuento no me voy a complicar con el “objeto creativo”, porque entonces me saldría un sesudo ensayo, y no es cuestión de aburrir con la idea de que el “objeto creativo” pudiera ser un edificio emblemático de una empresa o institución, una de esas construcciones actuales cargadas de ideología y de dinero y que protagonizan una buena parte de la fisonomía-espectáculo de las grandes urbes del globo terráqueo], esto es de un espacio que abriga de la intemperie y que es necesario –en el estadio más bajo de las necesidades de Maslow – para vivir, lo que aportaron fueron materiales diferentes y cada uno los suyos propios. Porque, la propiedad privada es la propiedad privada, y siguiendo las reglas básicas de la constitución de una UTE, cada empresa (esto es cada cerdito, en nuestro cuento) aporta sus bienes privativos, inalienables y reconocidos como tales en el cuerpo legislativo correspondiente. Por supuesto, los materiales son los existentes en el mundo occidental desarrollado en el momento en el que viven los personajes del cuento. Esto es, tienen un “aquí” y un “ahora” concretos.
Describo brevemente estos materiales “privados” de cada cerdito. Puede que no estén muy ordenados, y que alguno se repita, pero, ya se sabe, los “cerditos” carecen de la coherencia epistemológica necesaria para fundamentar algo, y aportan los elementos en un saco, todos revueltos. (Bueno, por otra parte, así es como se producen en la vida misma y como ellos son animales, están más cerca de la naturaleza).
Cerdito número uno: “la biología”.
Materiales propios:
La naturaleza física y los componentes “animales” de los seres humanos en cuanto “seres”, que no “almas” ni “espíritus”; un protagonista de esta naturaleza: el sexo; la preprogramación genética de una parte de las conductas; las capacidades perceptivas de los sentidos –especialmente del sentido de la vista-; el infinito, proceloso y desconocido cerebro, con sus múltiples y complejos electromecanismos.
Materiales todos ellos muy “sólidos” a pesar de su cuasi inmaterialidad y de su cualidad de elementos “soft”, esto es, blandos, como opuesto a “hard”, duros. (Ya se sabe que es siempre mucho más fácil destruir lo duro y rígido que lo blando).
Cerdito número dos: “el contexto social”.
Materiales propios:
Una crisis de valores éticos; un valor en alza permanente: “el dinero” y su corolario, “el éxito/ reconocimiento social”-idénticamente igual a tener dinero- (y ello atravesando sin dificultad alguna la estructura de clases sociales); un objeto: “la mercancía” ; un verbo: “desear” (el deseo solo existe si no se consuma); un fin: “el consumo”; un sujeto marcado por el inconsciente, y con una personalidad estructurada en tres instancias en constante conflicto y tensión: “el ello, el superyo y el yo”; una escapatoria: su capacidad de sublimación de sus impulsos sexuales; una categoría: “el individualismo”; una postura política: el conservadurismo, las convenciones sociales, seguir el buen hacer de la “mayoría” –que a veces es minoría, según como se cuente, que la estadística es muy maleable-; una “idea” de hombre: hedonista, intrascendente, y esencialmente pasivo; unos mecanismos de manipulación y alienación tan perversos como eficaces: los medios de comunicación.
Todos estos materiales también son duraderos y de buena calidad. Pero no son tan sólidos y permanentes como los del cerdito número uno, y a lo largo del tiempo se van sustituyendo, las más de las veces de forma traumática, con procesos de crisis y a veces con situaciones más o menos revolucionarias.




Cerdito número tres: “la educación”.
Materiales propios:.
Potente mecanismo de integración social, tanto en la vertiente realizada por institución familiar como la que lleva a cabo la institución escolar; herramientas que ayudan a elaborar “fotocopias” de sujetos pasivos; plataforma de transmisión de conocimientos, habilidades, y sobretodo, de creencias (laicas o religiosas); educadores, tanto profesores, como padres/madres, poco valorados socialmente los primeros y frágiles y desorientados los segundos, no siempre adecuadamente formados; múltiples sistemas y regulaciones y legislaciones que cambian con bastante frecuencia a lo largo del tiempo.
Estos materiales tienen, menor grado de solidez que los comentados para los cerditos uno y dos, ya que son en cierta manera un tipo de materiales, secundarios o terciarios y que por tanto derivan de alguno de los otros materiales aportados por los dos cerditos anteriores.
Pues bien, mis cerditos pertrechados cada uno con sus materiales acometen la construcción de la casa en régimen de UTE, y para su diseño no recurren a arquitecto alguno puesto que esto es un cuento y como tal los protagonistas tienen poderes, -caso contrario sería impensable-. Pero, para su construcción sí se basan en algunos conceptos importantes, pues como criaturas que son del siglo XXI, no pueden ir por ahí creando algo sin una buena dosis de “concepto” que les permita comunicar a los demás lo que están haciendo, caso hipotético, aunque muy improbable, de que haya alguien que no “entienda”, o sea no “vea” que están construyendo una casa.
Como ciudadanos que son del mundo occidental desarrollado, y con posibles para construir una casa y además con algo de culturilla sobre los elementos visuales y las imágenes, han optado por una vivienda de las dibujadas por Escher. En concreto una a la que éste llamó “Relatividad” (1953), y que es un estudio de distintas perspectivas, en concreto tres, que recrean tres mundos en una unidad, una misma casa. En ella los tres cerditos se encuentran a sus anchas, cada uno puede ver las cosas de un modo distinto, cada uno puede nombrar las cosas a su manera (lo que para uno es puerta, para otro agujero en el suelo, lo que para uno es suelo para otro es techo, etc.) y a la vez conviven en un espacio diáfano, abierto con escaleras de sube y baja que permiten la interrelación entre sus moradores.
Bueno, y llegados a este punto ya es hora de que venga “el lobo”: el arte contemporáneo de vanguardia.
Y el lobo como en (casi) todos los cuentos es un lobo malo. Eso lo saben todos los niños. El lobo asusta, es feo, maloliente. El lobo es un animal cargado de instintos agresivos, que se domestican en contadas y raras circunstancias. Al lobo le gusta lo abyecto, lo podrido; come carne cruda y vísceras; bebe fluidos. Y también esta algo pervertido sexualmente, pues además de sus congéneres, al lobo le gustan las niñas y especialmente las que van adornadas con elementos rojos que tienen fuerte impacto perceptivo (recuérdese la historia de Caperucita Roja). El lobo solo se vuelve menos peligrosos cuando se hace viejo.
Y algo muy importante para esta narración: El lobo no tiene materiales con el que poder construir casas, pero no puede existir sin tener una. Sin casa está perdido, no es nadie. Necesita a toda costa invadir algún espacio para sobrevivir.
Por eso cuando, el lobo se entera de la existencia de la casa construida por los tres cerditos y tiene conocimiento de los materiales y el concepto con la que ha sido edificada, comprende que ese es “el objeto de su deseo”. Por tanto, su objetivo no es destruirla, -¿pues entonces donde viviría?-, ni comerse a los cerditos, -¿quien cuidaría y repararía la casa entonces?-, como en el cuento original. Su objetivo es entrar a vivir en ella y ocupar todo el espacio que pueda y que le dejen (seguro que algunos de los materiales de la casa se lleva bien con él y colabora) y poner un poco las cosas “patas arriba”, con sus patas, pero también con su hocico y con su cola –en ambos sentidos. En definitiva, al lobo le gusta transgredir el orden y escandalizar en la casa de los cerditos.
Los cerditos temen al lobo, pero también les atrae. Aparecen conductas contradictorias. La “bestia” tiene un componente de animalidad con el que los cerditos se sienten un poco en su “medio” y eso les da terror. Ante el lobo, cada cerdito se siente con un grado de inquietud diferente.
El primer cerdito, “la biología”, se encuentra con unos elementos muy cercanos a sus materiales, “los instintos”. Y si ante lo diferente siempre surgen actitudes recelosas y de miedo, ante lo muy idénticamente parecido, también. El lobo es una externalización de los materiales “animales”.
El cerdito número dos, “el contexto social“, ve con gran desasosiego las conductas del lobo. No las entiende, pero tiene claro que no encajan, que perturban las convenciones y buenas costumbres. El lobo es una proyección del conflicto y la tensión. Pero por otro lado, descubre que integrando al lobo en la casa, --en una parte de ella, claro-, consigue notoriedad, fama, reconocimiento y dinero. Dinero. Uno de los materiales que siempre hay que estar renovando y ampliando. El lobo, también puede ser útil. La maldad se puede manejar y reconducir constructivamente.
Al tercer cerdito, “la educación”, el lobo, le da pavor. No es posible convivir con un “ser” que “desintegra”, que provoca rechazo, y que es malo, cuando uno de sus materiales esenciales es la formación del grupo, la integración social, la de enseñar comportamientos que tengan como respuesta el ser aceptado. Por tanto, aunque el lobo ocupe una parte de la casa es importante que el tercer cerdito se encuentre lo más alejado posible de aquél, que tiempo tendrá en conocerle más de cerca.
El lobo, que es listo aunque sea lobo, y que no puede hacer otra cosa, porque como dijimos antes, sin casa no es nadie, el lobo, de momento, hoy, ha ocupado un espacio en la casa de los cerditos. Con sus soplidos y resoplidos, genera tensión, cuestiona, asusta, confunde, pero no deja indiferente, ya que incorpora importantes elementos de novedad, de acontecimiento y de distinción, formando parte indisoluble de la casa de nuestros protagonistas.