martes, 28 de abril de 2009

EL CASO DE JOSEPH J. PYDUCH

Por Antonio Ferreira Martín

Ojeé rápida y rutinariamente la ficha que decoraba la superficie de mi pulcro escritorio: Joseph Jackson Pyduch. Nacionalidad desconocida, edad desconocida, varón, raza mestiza… Las observaciones del anterior centro psiquiátrico apuntaban un trastorno de la personalidad que le hacía creerse la encarnación del arte contemporáneo, además de una violencia impulsiva ocasional. “No es para tanto”-pensé; los enfermeros le sentaron y comencé con mi ritual de “bienvenida”.
-Encantado, Joseph, a lo largo de la jornada charlaremos un rato y realizará usted unos sencillos ejercicios, ¿Conforme? Bien, ¿Cómo se encuentra hoy?
- Va…vaya, bueno, los puntos ya se van, se están yendo de mi cabeza, señor. Me duelen los ojos aún, los malditos lo traducen todo a co…colores puros y las líneas del entorno se me exageran y la perspectiva baila a su antojo. Todo es un lienzo áspero, señor, y los párpados me inyectan blanco puro de vez en cuando. Todo se me reduce a lo esencial, a lo primitivo, pero… Estoy muy contento de que me haya invitado usted al Salon d’Automne, en 1906, gracias, mu-muchas gracias. Pero he perdido mis principios en la naturaleza lírica, ¡hay cargas de dinamita coloreada por todas partes! Tenga cuidado…
-Mmhh…-decidí no anotar nada aún y seguir hurgando en su psique trastocado- Joseph, recuerde que esto no es ningún salón, está usted en un centro mental, en 2005, ¿ok?, cuénteme, ¿por qué solicitó el traslado?
-Si, si, eh… ¡me asfixiaban los límites, señor! Rechazaba a todos esos maricones bien vestidos. Porque… la abstracción es emotiva, la expresión es emotiva. He de reconocer, no muy satisfecho, que tuve que asesinar a algunos cerdos impresionistas… estaba nervioso e inquieto, mi personalidad iba a explotar y… Me dijeron que aquí podría conocer al Bosco, a Goya, a Blake, a Delacroix… ¿es así, se…señor? Vaya, ¡la esencia profunda de la humanidad salta entre mis dedos! y quiero construir el puente para el jinete azul, que es amigo mío, porque, cuanto más terrible es el mundo, más abstracto soy yo, y… señor El ojo que piensa podrá al fin conversar con El punto y la línea en referencia al plano.
-Bien, me deja usted asombrado… le haré una pregunta para romper el hielo, ¿Qué opina de mi?- De repente se levantó y empezó a mirarme desde cerca, muy cerca, desde atrás, subido en la silla…- ¿Qué hace, Joseph?
-Debo ponerme al unísono con la naturaleza, no copiarla. Bien, eh… la delgada línea entre la figuración y la abstracción se ha difuminado, pero he de decirle que ¡es usted como la nueva visión pictórica del mundo!... Su esqueleto molecular y sus líneas rectas me agradan…pero debe usted fundirse mejor con las paredes, señor. El collage de sus gafas es como una explosión de realidad… pero tiene que acercarse más al lienzo… Lo siento, a veces descuartizo a la realidad, señor, pero otras veces lo descuartizado se me vuelve real. La perspectiva me dio calabazas… pero ya estoy mejor…
-Ahá…-psicópata en potencia, anoté- Si… ¿se siente cómodo en esta habitación, Joseph?
-¡Claro! nos completa a usted y a mi… Es clara y objetiva, como una guerrilla cultural, ja, ja, me gusta su tranquila exactitud, está rebosando números, se respira proporción. Es el orden dentro del desorden, el color ya no importa. Es necesaria, aunque efímera, siento decirle que nos terminará aplastando.
-Esperemos que aguante la sesión de hoy…carraspea usted mucho, ¿quiere un vaso de agua?
-¡NO!, ¡no, por favor! Es demasiado pura para mí, ¡y abstracta! , Orfeo me mataría. Señor, parece abstracta, pero su estructura interna es un cuchillo, una radial, un círculo frenético. Su vapor flotaría libremente en el espacio y nos ahogaría, inundará el universo, reduciría al hombre a mera línea y color, no habrá mundo exterior, sólo interior, ¡debemos improvisar!
-De acuerdo, lo siento, no traeré agua, tóme esto y escúchelo, le relajará- se puso como loco y le di un reloj de bolsillo con un tic tac pendular para que se relajase, en su lugar lo estalló contra el suelo y observó medio hipnotizado sus engranajes.
-Dios mío, que engranajes intestinales más magníficos, que destrucción más bella. He demolido el pasado y celebro los deleites de la velocidad y la energía mecánica. Esto sodomiza a la mismísima Vicky de Samotracia. Vaya, como brilla, como ruge, ¿se ha fijado, señor? Moriría y mataría por tener un motor de 16v en lugar de ventrículo izquierdo, para atropellar a esas enfermeras lascivas. Si las ve, dígalas que me encanta desayunar bombillas encendidas. Si no, Abriré mi cuerpo en canal y lo llenaré de engranajes, y así podré ir por fin a la ciudad de las gargantas metálicas, con su ruido y su movimiento.
-Muy bien, pronto podrá ir, pero tranquilícese o le trasladarán a su habitación…
-Señor, me relajaré, no me gustan las habitaciones que tienen, son muy picudas, y me dicen cosas ¡BLAST! ¡BLAST!/ Nombre de la revista vorticista más importante/ Tienen una energía brutal y dinámica, se alimentan de mí…La esquina, el vórtice, lo devoran todo, es la diagonal de la vida, la diagonal de la muerte, ése agujero negro en el plano… todavía no…todavía no…
-Correcto, todavía no…pensemos en algo divertido, ¿sabe usted algún chiste? ¡Cuéntemelo!
-¡Bien!, escuche con atención: HAUT, DA… DA… DA BOOM, L.H.O.O.Q. PLESIOSAURIUS, SI…SI DA…DA ANTI…ARTE…nxndefgvjflvhkr,…JA, JA, JA, JA,…- Así continuó varios minutos, vomitando sonidos sin sentido y partiéndose de risa…
-Muy gracioso….pare ya… ¡Pare! Está bien, ahora le daré un papel, debe usted dejar la mente en blanco y dibujar lo que le dicte su espíritu… ¿vale?- ipso facto propinó un cabezazo a la mesa y entró en trance, dibujaba y susurraba frases a la vez…
-El auténtico funcionamiento del pensamiento. La mente no ejerce control. Sin preocupación. Poesía, poesía. Cadáver exquisito, mmhhh… paisaje interior. Más allá de la realidad…-Me dio el dibujo medio en trance y garabateó la mesa. Le frené. Dibujó una manzana con sombrero.
-Ahora dígame que ve aquí, si es que lo puede explicar-le enseñé un folio en blanco.
-¡Grandioso! ¡Supremo! La forma supremamente elemental, rechaza a toda apariencia… ¡qué versátil! ¡Sutil! La materia no existe, el cielo no existe, es la libertad. El hombre se difumina hacia el infinito.
-Wau, ¡que imaginación tiene, Joseph! No bajemos el ritmo… ahora le daré 10 segmentillos de madera y tendrá que intentar hacer usted una línea lo más recta que pueda- esto lo hice para comprobar el estado de sus capacidades psicomotrices. Dispuso ágilmente 5 de los segmentos en horizontal, y los otros 5 en vertical, formando una especie de cruz, le dije que se explicase.
-Se… señor, ¿no lo ve? Acabo de plasmar el mundo: la horizontalidad de la tierra en relación al sol, y la verticalidad de los rayos con los que este nos obsequia. La matemática pura en la túnica de Platón. Señor… el objetivo del hombre es el estilo, y la abolición de todos los estilos. Estos colores, el amarillo de la radiación, el azul del cielo, el rojo de su cópula…todos flotan como una nube en la mesa, señor…-los segmentos eran blancos, pero no hizo caso y movió hasta la diagonal la parte superior de la cruz-Ahora, mucho mejor, no nos gusta la simetría, ahora podrá atravesar las paredes y el enemigo del caballete me recompensará.
- Aquí no nos gusta atravesar nada, Joseph. Bueno, antes de pasar a la sala anexa, tome, aquí tiene la ropa que usará durante su estancia… ¿le gusta? Póngasela, por favor.
-¡Vaaayaaa!, sus amigas las máquinas deben estar satisfechas… ¡qué creación tan geométrica y sencilla! Este uniforme eleva las necesidades físicas e intelectuales de la sociedad, ¡de nuestros camaradas! Así todos seremos iguales y podremos conjuntar con los muebles y las paredes, y saldré vistoso en nuestras revistas y carteles, ¡y películas! – Empezó a rozarse las mejillas con el traje- ¡áreas de colores puros! La utilidad y el material bailan muy agarrados. Con esta armadura podré construir por fin la torre de Tatlin y daremos la bienvenida al futuro, y mataremos a esos ismos inútiles… gracias, gracias, se…señor.
Se puso el “uniforme” muy contento y pasamos a una sala contigua más espaciosa, donde unos compañeros psiquiatras aguardaban impacientes su buffet libre de análisis de conducta. Juntos decidiríamos el diagnóstico del sujeto, política de empresa. Joseph J. Pyduch entró cabizbajo y agrietado a la sala. Le pregunté qué le ocurría.
-Aquí hay demasiada gente, señor, coexisten personalidades muy distintas, es peligroso. Nueva York es casi tan grande como esta habitación… es inútil, señor, se… señores, ustedes no pueden entenderme, son incapaces de traducirme. Yo fundo lo plástico y lo literario, la conciencia y la inconsciencia, lo ordenado y lo desordenado. No les gustará mi marcada planitud… en el vacio está la esencia, está la nada. No me interesa describir lo inefable, sólo voy a explorarme a mí mismo. Pero sepan ustedes que terminarán alabándome cuando mis procedimientos y actividades nos liberen de las imágenes, porque los problemas fundamentales sobrepasan palabras e imágenes. El fondo nos invade y el suelo se dilata, ¿no lo ven?, no… claro que no… nunca se fijan en el suelo- desde que entró, no paró de fijarse en las baldosas trazando movimientos amplios con su cadera. El mediterráneo se hunde y deja surgir nuevos colores. ¡Hay que actuar en el caos! ¡Llegar hasta el borde y no caerse! ¡En soledad!... en soledad, con uno mismo, porque la muerte nos llegará igual.
-Basta ya…. Señor Pyduch, tranquilo, ya queda menos… sabemos que está usted cansado, terminaremos lo antes posible. Realizará ahora una serie de fáciles ejercicios, con los que podremos comprobar su coordinación física, ¿de acuerdo?- Los absurdos movimientos eran tales como tocarse la punta de los pies, la nariz, abrir la boca, etc. Los realizaba de forma muy correcta; a la vez, como era de esperar, nos deleitaba con su incontinencia verbal.-
-¡Movimiento… no hay que representarlo, hay que serlo! Me siento ágil y ligero, el movimiento destruye lo material de los cuerpos, y lo ensalza. El tiempo galopa coordinado y la masa se divorcia del volumen, importa sólo la energía. ¡Soy la luz! ¡La luz! Yo defino mi figura. Soy como el libre balanceo del viento… pero ustedes también se mueven, y si lo hacen, yo lo haré también, irremediablemente. La densa e irreparable tuerca de la naturaleza… ya ven, no hay nada cierto, todo son posibilidades, se crea la ilusión mediante el movimiento ¡Viva el azar del cosmos!- De repente, se quedó congelado y empezó a delirar…- No… no… ¡no!, otra vez… mis ojos enloquecen… ¡No son fiables, todo es abstracto, exacto, formas que cambian sin moverse. Todo se mueve. Todo son ilusiones de los sentidos. La… la percepción se altera mul-ti-di-men-sio-nal-men-te… no distingo lo físico de lo psíquico. Los colores me mienten. ¡No hay nada que entender! Se crea el movimiento mediante la ilusión…
Se desmayó y durmió unas horas, pero le despertamos porque debíamos concluir el análisis lo antes posible, política de empresa…
-Joseph, elija entre los objetos de encima de la mesa el que más le guste, y explíquenos porque.- Las opciones eran: un cuchillo, de plástico, claro; una cerilla; un biberón y un zapato rojo de tacón. En su lugar eligió una lata de coca-cola vacía de uno de mis colegas, que no entraba en el ejercicio, pero le dejamos que se explicara.
-Si reúno muchas de estas latas podre hacerme rico…Son perfectas. Relatan el entorno y la mentalidad del consumidor por excelencia… nosotros. Está hecha en serie, ¡pero es única! Es el resultado de la megalópolis, de la revolución tecnológica, del aislamiento de la naturaleza. Es hija de la moda, del capitalismo y de la máquina. ¡Es efímera, popular, barata, producida en serie, ingeniosa, sexi, artificiosa y un buen negocio! Representa la banalidad del hombre mejor que ningún otro argumento… ¡Un momento! ¡Esperen! Tengo una idea, tengo i-de-as…-Empezó a golpearse con la lata en la cabeza, mientras decía: ¡Estoy destruyendo a la sociedad, fíjense en el concepto. Lenguaje. Lenguaje radical. Detrás del retrete todo es distinto! ¡Cualquier cosa! ¡Ninguna cosa! ¡Esto no es una lata si lo digo yo! ¡Fluxus! ¡Fluxus! ¡Azar! ¡No hay límites! ¡Del uno al infinito!
- Por favor, traed pañuelos…- le limpiamos la sangre de la cara. No había mucha así que no llamamos a seguridad ni a los enfermeros. Queríamos terminar cuanto antes. Eran las 23.00. Guardé el cuchillo por precaución- Joseph, sin rodeos, ¿qué opina de sí mismo?
-No…- estaba hierático, llorando sin lágrimas, tapándose con el pañuelo la mitad del rostro- No le sirvo al estado… ni a la religión. Soy aburrido, reducido hasta el extremo. Soy un autómata, un embalaje industrial. Nada. Soy repetitivo. Sin significado. Sin estética. Todos somos módulos idénticos, repetidos, formando una cadena hasta el fin.
-Lo ha hecho usted muy bien, Joseph- todos anotamos cabizbajos… Fue un discurso triste- hemos terminado por hoy, puede usted retirarse…- de repente, antes de que llamara a seguridad, se levantó muy excitado. Todos los” batas blancas” le miramos asustados.-
-No lo entiende… no lo entienden. ¡Les odio a todos! ¡Déjenme en paz! Sólo busco mi identidad. Odio mi minoría. Odio depender de ustedes, de sus infames mentes. ¡Soy un condón infectado de sida! ¡No encuentro la esencia, no tengo remedio! Soy como una mujer negra feminista en la edad del bronce. ¡No sirvo! ¡Solo quiero que no me tiemble la mano cuando coja el cuchillo que corte el firmamento! Soy… la metáfora… yo soy…- el diluvio de sus ojos se espesó y nubló su razón: cogió el zapato rojo, apoyó su cabeza en la mesa y, empezó a machacarse la sien con el inofensivo tacón.
J.J. Pyduch quedó en coma antes de que pudiéramos frenarle. Lleva así casi cuatro años, esperando a despertar, esperando a escuchar el diagnóstico que nunca pronuncié. La última frase que bordeo débilmente sus labios fue algo como: “Yo… soy…”.

1 comentario:

  1. Teresa Cabanillas29 de abril de 2009, 6:30

    Muy bueno el artículo Fer(y muy bien escrito ;D). Una manera muy original la de personificar el arte del siglo XX en un pobre loco...
    (Solo esperaría que el loco despertase con nuevas e interesantes aportaciones en poco tiempo... aunque creo que por el momento eso será difícil :S)

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