sábado, 27 de abril de 2013

Un paseo por Segovia. Dos edificios restaurados recientemente

Digresión preliminar

El lema del magnate —nadie crea que pretendo decir "mangante"— mezquino es ser duro y enérgico con los débiles, pero untuoso y zalamero con los poderosos. Lo recordé el otro día, mientras hacíamos una excursión a Segovia...  y me ha martilleado las meninges cerebrales desde que se ha conocido la escandalosa y brutal nueva cifra de paro (casi 6.300.000). Y el señor de Guindos ha dado a entender que, de momento, tendremos un 25 % de paro estructural. ¡Vaya panorama!
España tiene pocas posibilidades de crecimiento a corto y largo plazo, pero algunas están muy claras: la activación de los créditos,  las energías renovables y el turismo cultural están entre las más obvias. Por desgracia, para movilizar las tres líneas son fundamentales las decisiones políticas. Me excuso por eludir el asunto de la financiación... puesto que la clase política ya ha manifestado su incapacidad para imponer orden a los banqueros.
Para aplicar fórmulas de desarrollo en el sector energético los pijos del Monopoly deberían renunciar a los cargos que tienen pactados para cuando se retiren de la política...  Y es obvio el resultado práctico: cualquier cosa menos tocar esa expectativa que tantos esfuerzos les ha costado y que respalda la legalidad vigente.
Con el turismo cultural, la solución es infinitamente más simple por las venjas de la política "conciliadora" y porque en un país atrasado como el nuestro, los bienes culturales sólo interesan a sectores minoritarios. Gracias a ello, los magnates pueden afrontar el problema desde posturas especialmente cómodas. Y desde ellas, ¿quién renunciaría a la vida eterna por asegurar un posible negocio de utilidad social? En ese sentido comprendo bien al muy ilustre señor Ruiz Gallardón, otrora Albertosis I el Grande, señor de las deudas asumibles. Si para garantizar la eternidad "debemos" seguir las indicaciones de la Conferencia Episcopal, se hace y punto, aunque ello suponga recuperar viejos antagonismos, la censura de los sectores más dinámicos y potencie las rutas "turísticas" a Londres. El negocio es magnífico: una decisión "justificable" a cambio de la felicidad eterna. Y nada es más sencillo que buscar argumentos para volver a penalizar el aborto, incluso, aunque ello suponga ofender la inteligencia de las mujeres atormentadas y de los súbditos críticos y contumaces, que son quienes, además, no le han votado ni le votarán jamás. Cuando se aplican modelos económicos de consecuencias brutales para 6 millones de personas, el "problema" de "unas cuantas mujeres" es secundario. Lo importante es quedar bien con los ancianos purpurados, que le acompañarán por toda la eternidad.
Y comparado el asunto del aborto, la cuestión del Patrimonio Histórico es infinitamente más simple y los argumentos justificadores tienen mayor enjundia. Si seguir los mandamientos de la Conferencia Episcopal garantiza la vida eterna, conservar en exclusiva los bienes de la Santa Madre Iglesia asegura un puesto de privilegio entre los ancianos purpurados y los del Apocalípsis... incluso, aunque para hacerlo se empleen fórmulas islámicas, profundamente arraigados en España (no en vano nos contemplan 800 años de historia común). Así debió entenderlo Felipe González, bajo cuyo mandato, se redactó la actual Ley del Patrimonio Histórico que, como en los países islámicos, consagró la preeminencia del uso ritual sobre el cultural para unos bienes que en otros lugares se contemplaron de modo distinto desde finales del siglo XIX... cuando menos. En muchos de ellos los bienes fueron expropiados por las mismas razones que se podrían haber aplicado en España desde la propia actual legalidad vigente, si hubiera habido voluntad de defender los intereses generales; ahora tendría que ordenarlo el señor Wert, el mismo que ofrece una reforma educativa que conlleva volver a imponer doctrinas decimonónicas a los jóvenes y a los niños. ¡Hasta el Consejo de Estado le ha llamado al orden!
Pero, por lo visto, en España los políticos de los grupos mayoritarios parecen muy interesados en garantizarse la vida eterna y con el paso de los años, la "funcionalidad" cultural está desapareciendo, en proceso paralelo a lo que está sucediendo en los países islámicos, donde se están imponiendo los criterios más integristas. Y lo hacen, incluso, aunque ello suponga bloquear las posibilidades de áreas tan deprimidas como Castilla-León o Andalucía, donde son muy escasas las opciones reales de desarrollo económico.

Interior de la sinagoga de Segovia (Corpus Christi)























He mencionado en otras ocasiones el caso bochornoso de la mezquita mayor de Córdoba —inmatriculación incluida—, pero por desgracia no es el único. En la actualidad, al amparo cobertor de la crisis, menudean situaciones de sainete patético, que no llegan al extremo del Ecce Homo de Borja, por el desapego de los sectores sociales mayoritarios hacia "lo cultural" y porque las iniciativas imaginativas no se concretan en iconos de gran impacto mediático. El caso de Segovia es, en el aspecto que antes indicaba, particularmente elocuente, porque desde hace muchos años está al frente de la alcaldía Pedro Arahuetes García, del PSOE. Dar un paseo por ciudad del Eresma y el Clamores ofrece un extraordinario ramillete de situaciones escasamente amoldadas a la legislación vigente (Ley del Patrimonio Histórico Español)...

Artículo 2
1. Sin perjuicio de las competencias que correspondan a los demás poderes públicos, son deberes y atribuciones esenciales de la Administración del Estado, de conformidad con lo establecido en los artículos 46 y 44, 149.1,1. y149.2 de la Constitución, garantizar la conservación del Patrimonio Histórico Español, así como promover el enriquecimiento del mismo y fomentar y tutelar el acceso de todos los ciudadanos a los bienes comprendidos en él. Asimismo, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 149.1, 28 de la Constitución, la Administración del Estado protegerá dichos bienes frente a la exportación ilícita y la expoliación.
(ver asimismo los artículos 36 y 37)

La "sinagoga del Corpus Christi"

Una de las situaciones más curiosas está en el convento del Corpus Christi. Como la autoridad competente (municipal) ha suprimido la atención a los turistas, las monjas clarisas han colocado un cartel redactado según criterios de diplomacia vaticana, similar a otros de años anteriores, dispuestos en lugares diversos:
"Cerrado al turismo 
Por razones ajenas 
a nuestra voluntad" (sic)
Obviamente, las monjas están demasiado ocupadas con los rezos y las obligaciones pastorales como para abrir la puerta a los turistas... Y si el visitante ocasional llega a la portería, le responderán con la cantinela pasiva en el mejor de los casos... Pero la situación cambia radicalmente si el visitante acude en grupo numeroso, por supuesto, dirigido por un guía local. En ese caso, se abren las cancelas como por encanto y se puede visitar la antigua sinagoga sin otros condicionantes que el "modesto donativo" de 1 o 2 € por alma inmortal. No es lo mismo asumir la molestia de abrir la puerta por 2 o 4 €, que hacerlo por, al menos, 50 € (50 personas). Pedagógico ejemplo para explicar a quienes aún no entienden los inconvenientes de la "externalización" de servicios. Aunque lo gestione la Iglesia, que pretende ser referencia ética, el beneficio está por encima de la idea de servicio; o dicho de otro modo: sólo se proporciona el servicio "si merece la pena". En un sistema liberal, cuando se ha perdido la diferencia entre valor y precio, el beneficio está por encima de todo, incluso, sobre los valores morales. Lo más sorprendente del caso es que la iglesia del convento del Corpus Christi existe gracias al esfuerzo de los contribuyentes, que financiaron la reconstrucción y posterior reforma...

Capitel de la antigua sinagoga de Segovia (Cospus Christi)

Capitel de Santa María la Blanca (Toledo)
Al margen de las consideraciones relacionadas con nuestras actuales circunstancias, la iglesia es (fue) un edificio interesante desde el punto de vista histórico (arqueológico) puesto que tiene un ornato comparable al de la sinagoga de Santa María la Blanca de Toledo, tradicionalmente considerada del siglo XII. Ambas emplean arcos de herradura y, en lo menudo, fórmulas derivadas de la estilización de las califales, que fueron comunes durante muchos años en Alándalus y en los reinos cristianos peninsulares. Las palmas largas con pequeñas "anulaciones alargadas" definiendo rombos (sebca) y rizos a modo de volutas de los que "cuelgan" piñas, nos remiten a los atauriques califales tardíos, que también podemos rastrear en los ambientes palaciegos del siglo XI (taifas de Zaragoza, Málaga, etc.) y, por supuesto, en épocas posteriores.
Su orientación, al sur, hace pensar en la posibilidad, escasamente destacada en los textos de divulgación, de que originalmente fuera una mezquita. Desde esa hipótesis, se plantearía una situación sorprendente puesto que el paralelismo entre los capiteles de ambas podría relacionar directamente la construcción de las dos sinagogas y retrasar la cronología hasta las postrimerías del califato. Por suerte, la toledana conserva una inscripción que la sitúa en 1180 y ello sólo reforzaría una posibilidad: que ésta se construyera a imitación de la de Segovia o que ambas siguieran la fórmula de otra que no ha llegado a nuestros días. Obviamente, la hipótesis es sumamente forzada...
Si relegamos a consideración secundaria la orientación o lo valoramos accidental, como han hecho la mayor parte de los estudiosos, todo se simplifica: se trataría de una sinagoga decorada con criterios muy próximos a los de Santa María la Blanca y, muy probablemente, algunas otras más en los alrededores de la fecha mencionada en la inscripción toledana. Esa circunstancia orienta la fundación y da una pista sobre el momento de la decoración, entre 1180 y el siglo XIII. Y aún quedaría una hipótesis de compromiso relativamente plausible: la sinagoga mayor de Segovia pudo ser habilitada sobre el solar de una antigua mezquita, aunque la decoración habría sido realizada en los alrededores del año 1200.
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Estado de la sinagoga de Segovia tras el incendio de 1899
Por desgracia, el edificio medieval ardió prácticamente por completo en 1899. Por ventura relativa muy pronto se comenzó la "restauración"... con criterios de principios del siglo XX, que debieron ser "reajustados" recientemente. La última fase de la "restauración", afrontada al amparo de un "Plan de Excelencia Turística", costó "más de medio millón de euros", se desarrolló entre 2001 y 2004 y tuvo por objeto algunas modificaciones funcionales y, sobre todo, resolver la ornamentación escultórica, solventada sumariamente con el primer empeño. Para ello, los artistas y artífices emplearon como referencia las fotografías de Joaquín Castellarnau, realizadas poco después del incendio, y los dibujos de Parcerisa (Recuerdos y Bellezas de España, 1865).
El resultado final es espectacular... aunque sólo sea una reconstrucción.

Estampa de Parcerisa
La antigua Ceca

Aunque no hay dinero para el minisueldo de una persona que facilite el acceso al excepcional patrimonio histórico-artístico segoviano, sí lo hay para continuar con el Círculo de las Artes y la Tecnología y para poner en marcha una aventura más que discutible desde su escasísimo potencial espectacular: la explotación turística de la antigua Real Casa de la Moneda, recientemente inaugurada y ornada con los oropeles de tantos proyectos concebidos para el escaparate político.

"La Real Casa de Moneda se encuentra ubicada en un espacio de incomparable belleza, extramuros de la ciudad fortificada, en el Valle del Eresma – declarado Paraje Pintoresco en 1947 - junto al Monasterio de Santa María del Parral, y con magnificas vistas del Alcázar.
Esta privilegiada ubicación fue la elegida, por el rey Felipe II en 1583 para ubicar su nueva e innovadora Casa de Moneda. La construcción del edificio se realizó entre 1583 y 1588, siguiendo las trazas de Juan de Herrera.
Juan de Herrera diseñaría en colaboración de los técnicos alemanes una planta fabril pionera, hoy reconocida como la muestra de arquitectura industrial más antigua de España. El complejo se articula a través de dos patios que, mediante un muro decorado con los clásicos bolos herrerianos, salvan el desnivel. El edificio se caracteriza por ser fiel al estilo escurialense, preponderando la pureza de líneas frente a los elementos decorativos y las cubiertas de pizarra empinadas. El gran tamaño del complejo, la mayor Casa de Moneda de su época, es símbolo del poder del monarca".

La restauración fue realizada con dinero público, según un proyecto de Gerencia y Proyectos SL, materializado entre los años 2004 y 2011. El Ministerio de Cultura lo premió...
Se ofrece visita guiada para una instalación con pocas piezas, pero con muchos paneles divulgativos, que transforman los comentarios de los empleados en letanía reiterativa... También hay un aula de interpretación dedicado al acueducto que ofrece un vídeo algo pretencioso por la vertiente estética. Lo más interesante está por el exterior, del lado del río, donde han dispuesto un sistema de tolvas y turbinas para que el espectador se haga una idea del potencial hidráulico del Eresma.

Por desventura, quienes diseñaron el complejo y las vías de acceso, no asumieron que las personas se mueven en automóviles y en autobuses... Al menos, eso parece, porque si el viajero acude en automóvil, se encontrará con muchas dificultades para aparcar: en las inmediaciones hay pocas plazas, que suelen estar ocupadas por quienes trabajan allí, en las dependencias "oficiales" y en el restaurante anexo. La situación se complica aún más si llega un grupo, porque es necesario pedir permiso a la policía municipal, para que ésta consienta la descarga excepcional de pasajeros en el cruce de la calle de Santo Domingo de Guzmán con el paseo de San Juan de la Cruz, lugar de especial peligro pero razonablemente cerca de la nueva "dotación cultural". Y para volver al autobús, los visitantes, entre quienes puede haber ancianos, deben recorrer casi mil metros hasta la explanada de la Fuencisla. Lo más curioso del caso es que, por el carácter especializado de la nueva dotación, el lugar apenas será visitado por grupos culturales salvo los "forzados" mediante promociones institucionales y en ellos suele haber muchas personas mayores...


Sintetizando
Recientemente se ha divulgado un estudio dirigido por Jordi Ruriñach (catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona), que ha valorado el impacto económico de la Alhambra en 750 millones de euros. No sé si Segovia podría llegar a tanto, pero cuenta con recursos para que sus gestores definieran objetivos de cierta ambición cambiando, para empezar, el punto desde el que definen estrategias supuestamente activas. Para fomentar la visita a la Ceca no basta con poner carteles grandes en el Azoguejo; y para conseguir que la gente pernocte, no es decisivo ofrecer "interesantes" circuitos turísticos... según el criterio de los organizadores. Lo decisivo no es el criterio de estos "nuevos" ulemas, sino el de los visitantes y me temo que aquellos están en estos asuntos tan despistados como un político español en Bruselas.
Quienes visitamos con frecuencia  Segovia estamos muy agradecidos a esos gestores: ya hay demasiados foráneos y sería nefasto una política más eficaz que, además, les alejaría de Allah y les condenaría a las tinieblas por los siglos de los siglos.

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