sábado, 18 de mayo de 2013

Ana Lucía


Lo más interesante del Alcázar Cristiano de Córdoba es, a mi juicio, la colección de restos hispano-romanos y, entre ellos, un sarcófago tallado en único bloque, de concepción evolucionada y trabajo primoroso, seguramente realizado en los alrededores del año 200. Si fue tallado en la Bética, acreditaría la calidad de los talleres provinciales. Su iconografía, con aves (pavos reales) afrontadas ante crátera, carneros, arquitecturas simbólicas, etc. se mantendrá en tiempos posteriores, por supuesto, con "significado" nuevo: gran parte de la temática funeraria romana compondrá parte substancial del primer arte cristiano. Por desgracia, está "protegida" de tal modo que es imposible obtener imágenes sin reflejos. En contrapartida al celo conservador, por los jardines han sembrado otros restos romanos (fragmentos de columnas) de menor entidad...


Lo visitamos un luminoso día de las calendas de mayo. Muchas personas se hacían fotos por entre los arrietes y las fuentes; entre ellas, alguna familia cordobesa con niños vestidos de primera comunión, acaso fatigados del ambiente abigarrado de las cruces de mayo...

Un hombre de edad madura avanzada y leve acento francés con cámara bridge en las manos, pregunta a la madre de una niña de albo acicalado, si puede fotografiarla. La mujer contesta afirmativamente con sonrisa orgullosa de matrona romana. El hombre se agacha levemente para encuadrar, como suelen hacer los aficionados principiantes, presiona el pulsador y sin solución de continuidad se interesa por la niña:
—Qué guapa, qué bonita... ¿Cómo se llama? —pregunta en perfecto castellano.
—Ana Lucía —responde la mujer.
—¡Oh, qué hermoso! ¡Se llama Andalucía! —exclama volviéndose sonriente hacia la señora que le acompaña.
—Ana Lucía —repite la madre si levantar la voz
—¿Andalucía? —pregunta desconcertado.
—Ana-Lucía —insiste la mujer marcando la separación de palabras con seguridad.
El hombre de acento francés exhala media carcajada volviéndose hacia su compañera...

Hubiera sido demasiado perfecto.

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