domingo, 13 de octubre de 2013

Más sobre "la misión" del MNCARS

Por MO

Es interesante contrastar cómo se adapta el MNCARS a lo que el ICOM define como museo. Basta comprobar la definición ofrecida por esta Institución con “La misión” del MNCARS recogida en la página web correspondiente. Realmente creo que la pregunta “¿Era realmente necesario?” expresa perfectamente la desorientación que crea el ir a leer lo que parece ser una asequible “declaración de intenciones” y encontrarte con un texto sumamente complicado que me supondría mucho estudio el entenderlo al cien por cien. Al dedicarle tiempo y paciencia, llego a entender a rasgos generales parte del mensaje que quiere expresar, pero la cuestión realmente es qué se pretende con esto. Si entendemos que uno de los requisitos de un museo es estar al servicio de la sociedad y abierto al público, me parece un tanto contradictorio presentar las bases e inquietudes en las que se basa este museo con un texto tan separado del común entendimiento popular. Lo cierto es que si alguien poco familiarizado con el museo y con el arte intenta leer el texto, posiblemente sienta que un muro de literal incomprensión se levanta en frente suyo; y posiblemente sea por esa misma razón por la que el arte, y más en concreto, el arte contemporáneo, “repele” al público que no está acostumbrado, pues les parece inasequible y algo simplemente para otra gente.
Si lo que el texto pretendía es establecer el diálogo solo con las pocas personas capaces de entenderlo entonces me excluyo de ese grupo, pero a pesar de eso hay una serie de conceptos y frases que me alarman. Por muy complejo que parezca el texto, decir que  Este [el ámbito de lo común] emerge de la multiplicidad de singularidades que no construyen una esfera pública estatal, aunque tampoco privada, sino al margen de ambas, da que pensar, porque parece poco posible algo fuera de lo público y de lo privado al mismo tiempo. Pero no quiero meterme en el contenido del texto en sí, ya que me resulta bastante complicado entenderlo y mis opiniones podrían parecer semejantes a las ya expuestas en este mismo blog, ya que me he ayudado de él para entender “la misión”. Simplemente remarcar esta carta exclusivista que presenta la atención del museo por atraer nuevos públicos.


Pero lo cierto es que efectivamente el MNCARS parece tener mucha preocupación por la labor social, desde la atracción de públicos diferentes a la interacción con otras instituciones a nivel nacional e internacional. De hecho, la nueva página web era uno de los pasos hacia estos objetivos en los que se resumen en una versión reducida más asequible de “la misión” en el apartado de la Fundación Museo Reina Sofía de esta misma página. Es cierto que este museo lleva a cabo diferentes iniciativas de puertas adentro como itinerarios por el museo, visitas para padres e hijos, conferencias, ciclos de cine... como de puertas afuera como actividades con presos, relaciones con la facultad de Bellas Artes, relaciones con diferentes centros de latinoamérica... Pero habiendo ellos expuesto que el museo también ha notado la crisis (tanto es así que sugieren una nueva relación de lo público y lo privado), sería interesante ver quienes ayudan a que estas labores puedan llevarse a cabo. Ya que el estado aporta cantidades insuficientes para desarrollar el programa del MNCARS, la necesidad de que empresas “colaboren” en esto se hace indispensable, aunque cabe anotar la evidente cuestión de intereses por ambas partes.
Como pilares de la institución encontramos a la Fundación Mutua Madrileña que, literalmente, persigue, entre sus diferentes actividades, apoyar la difusión de la cultura en la sociedad en general y, en particular, entre sus mutualistas. Vemos que llevan a cabo lo relacionado con la atención al visitante del museo, pero además, obtienen visitas guiadas a museo cerrado, conferencias... solo para “mutualistas”; También, participa la Fundación Abertis para la exhibición de exposiciones importantes como la de Dalí, de este año. Realmente, no sé qué vinculación tiene una gran empresa de autopistas y telecomunicaciones que forma parte del Ibex 35 y el MNCARS; y por último como patrocinador importante se encuentra la Fundación Banco Santander dentro del campo de la educación en relación al arte contemporáneo. Así, lleva a cabo propuestas pedagógicas de la mano de otras empresas, de lo que resultan personajes como los mediadores. En suma a estos, encontramos como mecenas a empresas y grupos como Mahou, Telefónica, Sotheby's, Adolfo Domínguez, Fundación Botín o PRISA, estos últimos prestando ayuda a la difusión de los eventos por los medios de comunicación. La presencia de estas empresas en el campo de acción del MNCARS supone una cuestión algo inquietante, pues resulta complicado averiguar los tratos que existen entre ellos.
Añadiendo el asunto de la elección de los directores y de los diferentes puestos importantes del museo, que pueden tener ideologías o tendencias que dirigen algunas decisiones hacia los intereses de unos u otros, obtenemos que actualmente la institución muestra una serie de aspectos sospechosos. Aun así, el museo necesita mucho dinero para poder llevar a cabo la programación de forma interesante, y si el estado no lo pone, entiendo que se busquen alternativas para seguir apostando por la cultura y los valores actuales de los museos. Pero precisamente por eso merece la pena vigilar si realmente se siguen cumpliendo esas “normas” del ICOM.


Curiosamente, la exposición de las preocupaciones sociales de las empresas colaboradoras es mucho más clara y precisa que la del director del MNCARS. Tiene además un gran carácter desinteresado, que entendemos que solo es en apariencia. Aunque en algunos casos podamos ver la relación clara en cuanto a los beneficios por ambas partes, en muchas nos es difícil apreciarlo, de manera que debe haber razones más profundas que sustenten esta colaboración. Según Hans Haacke, “los ricos” han utilizado las instituciones dedicadas al arte con el fin de adquirir cierta legitimidad ganando cierta reputación social, por así decirlo; en otras palabras, los ricos las han utilizado para seducir a la opinión pública. De esta manera, podemos ver cómo para las empresas esta es una inversión como otra cualquiera aunque en algunos casos no exista un intercambio de bienes materiales, ya que esta dedicación por la responsabilidad social mejorará la imagen de cara al público. Por eso, la mayoría de estas empresas prestan mucha atención en divulgar su compromiso “altruista” hacia aspectos sociales. Por todo esto, aunque la colaboración de entidades privadas sea hoy indispensable para el correcto funcionamiento del museo, convendría poder controlar el nivel de influencia que pueden llegar a adquirir estas empresas, pues cuanto más cerca se encuentren del núcleo del museo, mayores beneficios sacaran de él (aunque creo que no deberían sacar ningún tipo de beneficio).
Con todo y con ello, creo que el museo tiene buenos programas y se hace cargo de exposiciones muy interesantes y variadas, de la misma forma que está proponiendo diferentes iniciativas con las que aumentar el público del museo, pero todo lo limita el presupuesto. La inquietud por atraer a nuevos públicos al museo tiene una gran relevancia y personalmente, al conocer la figura del mediador me pareció una muy buena idea pues al público menos acostumbrado a museos le podría solventar dudas y otorgar explicaciones, y se podrían adaptar a todas las edades; pero el MNCARS mantiene dos mediadores en todo el museo de lunes a viernes y los fines de semana cuatro en todo el museo, lo que me parece ridículo. Se trata de alguien que te introduzca en algo que puede que no hayas visto nunca y adapte ese acercamiento a tus condiciones y tus intereses, pero siendo un número tan pequeño, alguien que va una vez al año al museo puede que esté muchos años sin percatarse de la existencia de estos mediadores. Por eso creo que tampoco se hace todo lo que se debería en cuanto a atraer nuevo público se refiere. No se percatan de que, para el público poco acostumbrado, el museo de arte contemporáneo es un terreno hostil, vinculado al dinero, a la inutilidad y a la casualidad, por lo que alguien que te hable de ello es la mejor forma para suavizar esa predisposición. Hay documentación en las salas, y de carácter más o menos divulgativo, pero muy poco adaptado a las condiciones de todos y a sus intereses. Debería entenderse más como una idea de hacer descubrir a la gente lo que contiene el museo más que enseñárselo como quien enseña el funcionamiento de una lavadora. El museo contiene fragmentos de la historia de todos, y como tal pertenece a todos, y no a unos pocos que imponen quienes lo entienden y tienen derecho a experimentarlo, y quienes no. 

1 comentario:

  1. "Por todo esto, aunque la colaboración de entidades privadas sea hoy indispensable para el correcto funcionamiento del museo, convendría poder controlar el nivel de influencia que pueden llegar a adquirir estas empresas, pues cuanto más cerca se encuentren del núcleo del museo, mayores beneficios sacaran de él (aunque creo que no deberían sacar ningún tipo de beneficio)."

    Ahora mismo el museo es una matriz lubricada a la que las empresas pueden acceder con pase vip, el embarazo está asegurado.
    Si mal no recuerdo, creo que para abortar en España las cosas se van a poner feas dentro de poco.

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