lunes, 28 de marzo de 2016

Spotlight

La película nos cuenta la historia destapada por The Boston Globe sobre un conjunto de casos de pederastia sucedidos en Boston a comienzos del siglo XXI. Las investigaciones fueron premiadas con el premio Pulizer 2003, concedido al equipo de investigación del diario (Spotlight); la Iglesia se limitó a trasladar al máximo responsable en la gestión del asunto, el cardenal Bernard Francis Law, a la basílica romana de Anta Maria Maggiore, tal vez, para evitar su procesamiento.
La película, que dramatiza esos acontecimientos, fue dirigida por "Tom" McCarthy; fue premiada en varios certámenes y, muy especialmente, con los Óscar a la mejor película y al mejor guión original. Aunque los criterios empleados por la Academia norteamericana son, en general, bastante sensatos, en ocasiones las circunstancias engendran situaciones sorprendentes. Y tengo la convicción de que eso es lo que ha ocurrido este año con esta película.

No discutiré que Spotlight es una buena película, sobre todo, si la contemplamos en el contexto definido por la producción cinematográfica del año 2015; en ese ambiente, es obvio que Sopotlight destaca positivamente. La historia es interesante tanto en su planteamiento como en su desarrollo. El asunto de la pederastia interesa y, por supuesto, sigue estando de actualidad, seguramente por la incapacidad de la Institución para enfrentarse a un asunto que, en su naturaleza, desborda las posibilidades de control de quienes se consideran dueños de la moralidad. Durante estos días, en España han saltado a la prensa  el caso de los Maristas de Barcelona para continuar suministrando material a una bola de nieve ya monstruosa. En suma, el asunto de la pederastia en la Iglesia Católica moviliza el interés público y, por circunstancias varias, continúa de actualidad y supongo que ello ha jugado en beneficio del éxito crítico de la película: son de agradecer películas como ésta que se enfrentan a presiones de mil matices y nos cuenten, con criterios periodísticos y, por supuesto, con la mayor objetividad posible, las "razones" que ayuden a explicar la pasividad de las instituciones ante un fenómeno que aniquiló a un número importante de personas.
Sin embargo, no son pocas los aspectos mejorables de una película que me ha hecho pensar en un juicio oído mil veces y que no comparto en absoluto: "hacer una buena película consiste en contar una historia interesante". A mi juicio, hacer una buena película es tan fácil o difícil como escribir una buena novela o una buena obra de teatro. En efecto, se trata de contar una historia interesante pero empleando con inteligencia, habilidad y elevada capacidad estética los recursos propios de la expresión cinematográfica.
El diseño de producción es demasiado ascético, por no decir simple; supongo que el planteamiento periodístico o documental lo aconsejaba, pero a mi me ha parecido reiterativos el recurso a los montajes en paralelo y los seguimientos con steadicam por delante y por detrás, con escasos planos ajenos a lo más simple, a lo más fácil de realizar; apenas destaca alguna sutileza visual o de montaje... Todo demasiado manido, excesivamente reiterativo.
En ese planteamiento global, la fotografía, firmada Masanobu Takayanagi, cumple su función "descriptiva"... con corrección, sin pena ni gloria, mediante fórmulas visuales repetidas muchas veces.


Lo más discutible, teniendo en cuenta los galardones concedidos, se encuentra en un guión demasiado orientado a reconstruir el trabajo periodístico y a convencer al espectador de que el relato responde fielmente a lo sucedido; a estas alturas, cualquier persona interesada en esta cuestión tiene datos más que suficientes en ese sentido, incluso, procedentes del Vaticano. Asumiendo la premisa de que el problema de la pederastia no residía en la conducta de unos cuantos sacerdotes sino en la estructura de la Iglesia —así lo expresa Marty Baron—, me parece que el guión pasa por alto cuestiones fundamentales, que completarían el repertorio de las preguntas más enjundiosas que deben responder los buenos trabajos de investigación periodística: las 5 W's del periodismo desde los tiempos de Rudyard Kipling: Who did that? What happened? When did it take place? Where did it take place? Why did that happen? La película responde aceptablemente a las cuatro primeras pero no sé si explica con claridad unas "razones" que sería relativamente fácil de exponer con sólo asumir el punto de vista de la Iglesia. El Derecho Canónigo recoge la pederastia en los siguientes términos:

"1395  § 2.    El clérigo que cometa de otro modo un delito contra el sexto mandamiento del Decálogo, cuando este delito haya sido cometido con violencia o amenazas, o públicamente o con un menor que no haya cumplido dieciséis años de edad, debe ser castigado con penas justas, sin excluir la expulsión del estado clerical cuando el caso lo requiera."

Es muy significativo que, a efectos de tipificación y pena, la Iglesia equipare conductas tan diferentes como la violación, el exhibicionismo y la pederastia. También es significativo que la pederastia se castigue con una "pena justa" sin mayores especificaciones. Supongo que ello está relacionado con cómo plantea la Iglesia las cuestiones de conducta irregular; para la institución milenaria, lo relevante no son las consecuencias sociales de la conducta irregular, sino la conducta irregular en sí misma: el pecado está por encima de la idea actual de delito porque, para la jerarquía eclesiásticas, las obligaciones para con Dios están por encima de las obligaciones para con las personas.
A ello aún habría que unir lo que implica el principio jerárquico derivado de la propia “esencialidad eclesiástica”. Uno de los deberes que tiene todo católico se formula del siguiente modo en el Código de Derecho Canónico:

212 § 1.    Los fieles, conscientes de su propia responsabilidad, están obligados a seguir, por obediencia cristiana, todo aquello que los Pastores sagrados, en cuanto representantes de Cristo, declaran como maestros de la fe o establecen como rectores de la Iglesia.

Reconozco que la película incide tangencialmente en esta circunstancia, pero acaso hubiera merecido la pena exponerlo con más ambición y claridad. Y aún quedarían otras circunstancias como la coraza endogámica...


En suma... Incluso ante un asunto tan moralmente condenable como la pederastia merece la pena eludir la tentación maniquea para ofrecer una argumentación sólida y contundente. Tengo la sensación de que quienes han realizado Spotlight han antepuesto la voluntad "documental" a la estética y ello tiene sus consecuencias a efectos del juicio crítico. Supongo que quienes estén cerca de la Iglesia hablarán de "película oportunista" y no les faltarán las "razones" que ellos mismos han proporcionado; quienes estemos en otra sintonía ideológica diremos que esta película debía hacerse, tenía que hacerse. Particularmente, sólo lamento la falta de ambición estética de quienes acaso justifiquen la parquedad por un criterio de "objetividad", de "frialdad periodística", que es incompatible con toda expresión concebida para ser contemplada. 

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